En las horas previas al brindis de este 31 de diciembre, una tradición popular empezó a viralizarse en los hogares argentinos. Se trata del ritual del vaso con lentejas y una llave, una práctica que muchos adoptan con la esperanza de atraer prosperidad, dinero y nuevas oportunidades para los doce meses que vienen.
Esta costumbre combina dos símbolos con mucha carga positiva. Por un lado, las lentejas, que desde la antigüedad representan la abundancia debido a su forma de moneda y a su capacidad de “multiplicarse” cuando se cocinan. Por el otro, la llave, que funciona como el elemento que simboliza la apertura de nuevos caminos y el desbloqueo de proyectos que quedaron trabados.
¿Cómo se hace el ritual?
Quienes recomiendan esta cábala sugieren realizarla antes de la medianoche. El procedimiento es sencillo pero tiene su técnica:
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Se llena un vaso con lentejas crudas.
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Se coloca una llave de pie, enterrada en las legumbres.
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Se deja el vaso en un lugar visible de la casa, preferentemente cerca de la entrada o en la mesa principal.
La idea es que esta combinación de símbolos actúe como un amuleto durante la transición al Año Nuevo, “llamando” a la buena fortuna y garantizando que no falte el sustento económico en el hogar.
Aunque no existen evidencias científicas de su efectividad, el ritual se basa en la fuerza del simbolismo y en el optimismo con el que se encara el cierre de ciclo. Es un gesto de esperanza que muchas familias rosarinas ya incorporaron a su repertorio de festejos, junto a otras clásicas como comer las doce uvas, llevar dinero en el zapato o salir a dar la vuelta a la manzana con una valija para atraer viajes.
Ya sea por creencia profunda o simplemente por diversión cultural, estos rituales forman parte del folclore con el que recibimos al 2026. En un contexto de mucha incertidumbre, poner una llave en un vaso con lentejas se convirtió en el pequeño granito de arena que muchos aportan para arrancar el año con el pie derecho y las puertas abiertas a lo mejor.

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