El adolescente de 16 años que fue baleado por un efectivo de la Policía Bonaerense en Miramar recibió un disparo en el pecho con orificio de entrada y de salida. La bala le perforó el corazón y le quitó la vida. Lo confirmó el resultado de la autopsia ordenada por la fiscal del caso, Ana María Caro.
El proyectil no se encontró en la escena del crimen. Al menor, la bala le lastimó otros órganos vitales que le causaron la muerte inmediata. El responsable del disparo fue el oficial Maximiliano González, quien está acusado por el delito de homicidio agravado.
El efectivo fue trasladado, este mediodía, de un calabozo a sede judicial para poder tomar declaraciones. Aún así, el efectivo se negó a hablar frente a la fiscal del caso y fue enviado a una celda.
Este viernes, la madre del joven habló por primera vez luego del asesinato de su hijo. Contó los momentos previos al suceso y qué fue lo que sucedió cuando se enteró de lo que le había pasado. Judith explicó que en un primer momento pensó que el joven había tenido un accidente de tránsito y que se quedó con él durante varias horas, hasta que descubrió que tenía una herida de bala en el pecho.
“Él fue a la cena del club donde juega al fútbol y de ahí se iba todas las noches a jugar a la pelota al anfiteatro. Lo llamé a la 1.05 para decirle que viniera temprano, que ya se volviera, él me dijo que ya salía y a los 20 minutos me vinieron a avisar que lo habían chocado”, relató la mujer.
Con su voz quebrada, recordó que cuando se acercó a la zona, vio que Olivera estaba tirado y que nadie decía nada de lo que había pasado. Además, sostuvo que la ambulancia nunca apareció porque la policía no la llamo debido a que ya sabía de entrada que estaba muerto.
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