Aterrizan en Rosario “Rescate Imposible”, “Guadalupe Madre de la Humanidad”, “Atrapados en lo profundo”, “Rescate imposible” y llega “La historia de mi mujer”, que luego del éxito de On Body and Soul (2017), ganadora del Oso de Oro en la Berlinale y nominada al Oscar a Mejor Película Internacional, esta cineasta húngara estrenó en la Competencia Oficial del Festival de Cannes 2021 un pomposo melodrama romántica a todas luces frustrante. También llega Nikolaj Arcel con “El Bastardo”, director de films como King’s Game (2004), La isla de las almas perdidas (2007), Truth About Men (2010) y La Torre Oscura (2017) vuelve a trabajar con Mads Mikkelsen luego de la exitosa experiencia conjunta en La reina infiel (2012) con una potente historia ambientada en 1755 que tuvo su estreno mundial en la Competencia Oficial de la Mostra de Venecia 2023, representó a Dinamarca en la disputa del premio Oscar a Mejor Película Internacional (quedó entre las 15 finalistas) y ganó dos estatuillas en los European Film Awards: Mejor Actor y Mejor Fotografía. Aquí una selección de reviews para elegir que ir a ver al cine -curadas por este lector cinéfilo- porque el cine se ve en el cine.
“El bastardo”
Ludvig von Kahlen es el bastardo del título, un hombre de origen humilde que ha logrado convertirse en capitán gracias a su larga carrera militar y que a mediados del siglo XVIII le ofrece al rey un proyecto que todos consideran utópico hasta lo ridículo: cultivar papas (una novedad importada de Alemania) en un páramo árido llamado Jutland en el que nunca nadie ha logrado cosechar nada.
Este personaje orgulloso y ambicioso, marcado por su estoicismo, integridad, obstinación, nobleza y perseverancia e interpretado con su habitual ductilidad por el gran Mads Mikkelsen, es digno tanto del cine de John Ford como del de Werner Herzog en una historia que “dialoga” con otras películas recientes como la chilena Los colonos y la islandesa Godland.
Basada en la novela Captain and Ann Barbara, publicada en 2020 por Ida Jessen (y muy libremente inspirada en hechos reales), El bastardo tiene todos los condimentos de los dramas históricos clásicos y old-fashioned: un villano de una crueldad inimaginable (el Frederik De Schinkel de Simon Bennebjerg) y dos magnéticos y potentes personajes femeninos (la Ann Barbara de Amanda Collin y la Edel Helene de Kristine Kujath Thorp) que lucharán como puedan contra los mandatos de la época y sendos destinos que lucen inexorablemente trágicos.
Narrada con aplomo, rigor e inteligencia, abordando las diferentes problemáticas (diferencias de clase, racismo, explotación laboral, abuso sexual) sin caer en la bajada de línea, El bastardo es un film cautivante durante buena parte de sus algo más de dos horas por varios motivos: la apuntada presencia de Mikkelsen acompañado por un sólido reparto, la solvencia de un guion y la solidez del relato y la belleza de las imágenes en pantalla ancha de este western nórdico cortesía de Arcel y su director de fotografía Rasmus Videbæk. Una combinación virtuosa y no demasiado frecuente en el cine contemporáneo.
Diego Batlle.
En el Showcase, en Hoyts y en Del Centro.
“La historia de mi mujer”
Tras films como My Twentieth Century 1989), Magic Hunter (1994), Simon, the Magician (1999) y On Body and Soul (2017), la directora húngara concibió este europudding tan pulcro y vistoso en términos visuales como insufrible en el terreno dramático (el hecho de haber trabajado por primera vez en inglés parece no haberla ayudado).
Este melodrama romántico basado en el relato homónimo de su compatriota Milán Füst y ambientado en la década de 1920 tiene como protagonista al capitán Jakob Störr (Gijs Naber), quien pasa buena parte de su existencia en altamar. Sin embargo, un día -sentado en un café- le dice a un amigo que se casará con la primera mujer que ingrese al lugar. Y quien aparece no es otra que la bella Lizzy (la francesa Léa Seydoux), quien se convertirá en su esposa y luego en el objeto de sus celos, frustraciones y resentimientos.
Fría, artificiosa, solemne, con nula química entre los protagonistas, estamos ante una película de casi tres horas que nos permie admirar algunos de sus virtuosos planos y muy poco más. Por los antecedentes de su directora, una absoluta decepción.
Diego Batlle.
En los cines Del Centro.
“Rescate imposible”
“Sólo hace falta un día de mierda para cambiar tu perspectiva”, le dice un compañero de armas al joven soldado Kinney durante su misión bautismal en tierras filipinas, donde el ejército estadounidense está involucrado en uno de sus habituales excursiones armadas para “llevar democracia”. No es necesario ser un experimentado espectador para suponer que esa frase será el preludio de un desastre que tendrá al novato como principal protagonista.
¿Qué ocurre? Muy sencillo: lo que debía ser un operativo quirúrgico contra los malhechores de turno, termina en una cacería de soldados estadounidenses cuyo único sobreviviente es Kinney. Solo con su alma y armas en medio de la frondosa vegetación selvática, su única posibilidad de sobrevivir es la ayuda de Reaper (un cada vez más rechoncho Russell Crowe), el operador del drone que inicialmente estaba destinado a prestar apoyo aéreo a la operación, pero termina funcionando como los ojos en el cine del sobreviviente.
La crítica estadounidense se ensañó con particular dureza con esta película de acción orgullosamente demodé, más allá de los modernísimos dispositivos tecnológicos que se utilizan. La película hace propia la idea del soldado de la frase del primer párrafo, quien también dice, palabras más, palabras menos, que más allá de todos los avances técnicos bélicos, la cosa termina invariablemente reducida a un grupo de hombres intentando matar a otros hombres.
La máxima se aplica a la perfección al derrotero de Kinney. Dos kilómetros lo separan del lugar donde acudirá el rescate, un tramo en el que las amenazas están a la hora del día. Amenazas que el realizador William Eubank registra con buen pulso para el suspenso y la acción, yendo y viniendo entre la selva y la oficina donde opera Kinney (Crowe está el 90 por ciento de la película en la misma posición).
Dado que el primer rescate falla, Kinney debe continuar un camino cuyas curvas y desvíos no conviene adelantar. Sí puede decirse que el guion se engolosina con una acumulación de situaciones que llevan la película a un terreno mucho menos verosímil que el de su primera y muy correcta primera mitad. Un inverosímil que alcanza su punto caramelo –por lo excesivamente edulcorado– en una de las últimas escenas entre Reaper y su compañera de escritorio.
Más allá de esos excesos, se agradece la ausencia generalizada de motivaciones: nadie está allí (o al menos nadie lo dice) porque está convencido del rol de policía mundial de Estados Unidos o porque quiere un mundo mejor para su familia, lo que se traduce en nulos discursos patrióticos. El horno, además, no está para esos bollos, ya que el retrato que ofrece sobre las fuerzas armadas es –a excepción del híper responsable Reaper– el de un grupo de idiotas que solo quiere ver fútbol en la tele. Rescate imposible, entonces, como una película sobre un par de personas intentando hacer su trabajo lo mejor posible y anclada en un presente continuo de supervivencia.
Ezequiel Boetti.
En todos los complejos.
“Atrapados en lo profundo”
Un grupo de vacacionistas se ve unido por el destino cuando el avión en el que viajan se desploma en el mar a causa de la explosión de una turbina al impactar en el aire contra una parvada. La tragedia se torna aún más aterradora cuando, el avion queda suspendido en un peligroso risco submarino. Con el oxígeno disminuyendo rápidamente, los sobrevivientes se ven atrapados en una carrera contrarreloj por la vida, enfrentándose a peligros mortales mientras luchan por mantenerse a flote dentro de una reducida burbuja de aire. La amenaza más aterradora aún está por llegar: hambrientos tiburones rodean el avión, convirtiendo la lucha por sobrevivir en una pesadilla en lo profundo del mar. Cada decisión que tomen determinará quién vive y quién muere.
En Showcase, Hoyts, Cinépolis y Monumental.
“Dobles de acción”
Hay un momento genuinamente emotivo en Dobles de acción, la última película del veterano actor, realizador y artista marcial Jackie Chan: aquella en la cual el protagonista, Luo, observa junto a su hija un compilado de escenas de películas de los años 80 protagonizadas por Chan, de Police Story a Project A, entre muchas otras, incluidos esos momentos en los cuales las escenas de riesgo salían mal y que la mega estrella del cine hongkonés solía incluir durante la secuencia de títulos de cierre. En ese momento, el pasado de Luo y el del propio Chan –un ex doble de riesgo legendario que vuelve al ruedo; una figura que sigue activa en el cine luego de cinco décadas de movimiento incansable, respectivamente– se entrelazan sin distinción posible, el uno reflejado en el otro. No puede decirse lo mismo del resto del film dirigido por Larry Yang, un melodrama bastante simplón atravesado por secuencias de acción que no logran generar la emoción y adrenalina presente en los mejores trabajos del enorme Chan.
Con casi 70 años, y a pesar de su excelente estado físico, no es posible pedirle a Jackie que lleve a cabo coreografías y escenas de riesgo como solía hacerlo, y es evidente que es un doble quien está reemplazándolo en los momentos más jugados a nivel físico, lo cual no deja de tener su lógica en una película que transcurre en el mundo de los stuntmen, los dobles de acción del título en español (el original en chino podría traducirse como “El espíritu del caballo dragón”). Pero Dobles de riesgo es, en esencia, la historia del vínculo entre un hombre y un caballo, salvado al nacer de una muerte segura y criado con rigor pero cariño durante muchos años, el mismo animal que quieren quitarle a Luo por una vieja deuda nunca saldada. Al mismo tiempo, sin dejar de lado el sentido del humor que ha acompañado a Chan en gran parte de su filmografía, la película bebe de las aguas del (melo)drama familiar, reuniendo al protagonista con su hija luego de añares de distancia y despecho.
Dobles de acción avanza trabajosamente a lo largo de poco más de dos horas con ciertos desequilibrios narrativos y una tendencia creciente a la repetición de temas y situaciones (las idas y venidas emocionales entre padre e hija se repiten varias veces hasta el desenlace), y las escenas de lucha no logran generar demasiado entusiasmo, aunque aquí y allá vuelve a aparecer el talento de Chan para la utilización de elementos de utilería –sillas, escaleras, jarrones y la lista continúa– para enfrentar a sus enemigos de ocasión, que en este caso no son demasiado violentos ni malvados. La excesiva utilización de los efectos digitales tampoco ayuda, y de hecho parece ir en contra de esa cualidad física, peligrosamente real, que hizo de los mejores films (y stunts) en la carrera del actor un universo de asombro y emoción. No casualmente suele compararse su estilo al de Buster Keaton, notoria influencia en su persona cinematográfica, más allá de las raíces enterradas profundamente en el kung fu como entretenimiento visual.
Diego Brodersen.
En Monumental, Del Centro y Showcase.
“Guadalupe Madre de la Humanidad”
Ninguna madre se ha mostrado tan tierna y tan poderosa a la vez, como la que se apareció hace 500 años al indio Juan Diego. Hoy, la Virgen de Guadalupe despliega más que nunca, su ternura y su poder en tantos lugares del planeta. ¿Por qué y cómo ocurrió lo que parecía imposible? ¿Qué misterios encierra la Tilma? ¿Son ciertos tantos relatos de milagros? Esta película nos traslada a las Apariciones como si estuviéramos allí presentes. Testimonios impactantes e inéditos la convierten en un canto luminoso y ágil, que busca la verdad y descubre el amor irresistible de quien es Madre de Dios y de la Humanidad, fundiendo en lágrimas los corazones y transformando el mundo por dentro.
En el Hoyts.
Fuente: Otros Cines, Página 12, Cinépolis.







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