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Seis estrenos llegan a Rosario justo antes del inicio del Mundial

La oferta es muy variada  y llega justo después del estreno de un tanque de Marvel y antes del inicio del Mundial de Qatar, que habrá que ver cuanto afecta la taquilla, la cantidad de estrenos y si impacta o no en la recaudación. “El Menú” con Anya Taylor-Joy, “Nosotras”, “Sublime”, “Atrapada”, otra de Jeepers Creepers y “Juana Banana” son los seis nuevos films que llegan a la ciudad. Como siempre, una selección de reviews para elegir que ir a ver al cine. Porque el cine se ve en el cine.

 

“Sublime”

Esta ópera prima argentina dirigida por Mariano Biasin es una amable e inteligente comedia dramática centrada en la vida de un adolescente que toca en una banda de rock y que empieza a sentir una fuerte atracción sexual por su amigo y compañero de aventuras musicales. Con una mirada perceptiva acerca de los intereses, miedos y conflictos del personaje y de quienes lo rodean, SUBLIME sabe de qué manera acercarse a su tema sin necesidad de subrayar demasiado su conflicto central, tomándolo de una manera sabia y casi natural, por más problemas que esto pueda generarle al protagonista.

El chico es cuestión se llama Manuel (lo interpreta Martín Miller, hijo del productor del film Juan Pablo Miller) y tiene las características de un chico común de su edad, de unos 16 años. Entre salidas y reuniones en la localidad costera en la que viven, Manu dedica casi todo su tiempo a ensayar con una banda musical con la que tiene planeado hacer un show en breve y a una chica con la que se está viendo. Lo que el protagonista se guarda para sí mismo, al menos en principio, es la atracción que le produce Felipe (Teo Inama Chiabrando), su amigo de toda la vida y compañero de aventuras. Y eso, que en algún momento se revelará, le provocará algunas incomodidades y complicaciones en su relación con él.

Protagonizada también por Javier Drolas –que era el personaje principal de LAS BUENAS INTENCIONES, película de similar tono y mismo productor– en el rol del padre de Manu, Marcelo Subiotto y Jorge Sesán, entre otros, SUBLIME es un efectivo y sensible coming of age que le escapa a los excesos de sentimentalismo u otros aspectos gastados del subgénero y que tiene una serie de protagonistas adolescentes que entienden a la perfección la búsqueda de la película.

Usando algunos recursos narrativos clásicos como la tensión que aparece en función de un show en vivo en el que tienen que tocar, Biasin logra construir un relato abierto y luminoso de una situación que puede ser sensible para el protagonista y su círculo pero que aquí está inteligentemente ubicada en un marco de bastante tolerancia. Aún así, no es fácil para Martín atravesar los dobles problemas de ese coming out, uno que puede llegarle a costar la relación con su mejor amigo.

Y si bien es su opera prima, Biasin es un «veterano» asistente de dirección de películas argentinas como EL OTRO, LAS ACACIAS, LOS SONAMBULOS, INVISIBLE y muchas otras más, una larga serie de experiencias que le han servido para encontrar un tono seguro, sólido y confiado para éste, su primer largometraje, uno que puede conjugar la tensión, los miedos y las emociones de su protagonista en lo mucho o lo poco que dura una canción de rock escrita con el corazón. Se ve en Showcase y Cinépolis.

 

“El Menú”

La gastronomía estuvo durante mucho tiempo asociado a lo sensual, lo placentero y lo pintoresco. Y, si en el planteo inicial de El menú hay algo de eso (un grupo de ricachones paga fortunas para viajar hasta una isla para disfrutar de una experiencia concebida por un legendario chef), lo cierto es que la película va mutando conforme pasan los minutos hacia algo mucho más satírico, incómodo y finalmente terrorífico hasta niveles sádicos que pueden perturbar a más de uno/a.

El punto de vista es el de Margot (Anya Taylor-Joy), una muchacha que acompaña en el viaje a un joven y entusiasta gourmet llamado Tyler (Nicholas Hoult). Junto a ellos embarcan tres representantes de la industria tecnológica, Bryce (Rob Yang), Soren (Arturo Castro) y Dave (Mark St. Cyr), una pareja de millonarios, Anne y Richard (Judith Light y Reed Birney), la reconocida crítica gastronómica Lillian Bloom (Janet McTeer) y su servil editor, Ted (Paul Adelstein) y una estrella de cine (John Leguizamo) junto a su asistenta Felicity (Aimee Carrero).

Ya en el destino (un auténtico paraíso natural), los 11 comensales son recibidos por una rigurosa coordinadora Elsa (Hong Chau) y poco después por el chef Slowik (Ralph Fiennes), que se convertirá en la gran figura, maestro de ceremonias e impiadoso manipulador de la velada. No conviene adelantar demasiado, pero si advertimos que no esta una historia complaciente y demagógica, y que luego deriva hacia la sátira y el horror se podrán imaginar hacia dónde deriva (degenera) la cosa.

Hay en el trasfondo de este guion coescrito por Seth Reiss y Will Tracy (este último con experiencia en ese tratado sobre el cinismo, la hipocresía y los excesos del poder como la serie Succession) y dirigido por Mark Mylod (responsable de múltiples episodios de Game of Thrones, Entourage, Shameless y también de Succession) una ácida, despiadada crítica al esnobismo, el consumismo y el turismo de lujo, aunque también se percibe cierto regodeo en las peores miserias del ser humano que afloran sobre todo frente a circunstancias extremas. Más allá de esa exaltación del patetismo y del mencionado sadismo, El menú funciona como una tragicomedia negra (negrísima) con momentos que van -a veces sin preámbulos- de un absurdo desopilante a explosiones decididamente aterradoras. En Showcase y Cinépolis.

 

 

“Juana Banana”

Hay no poca audacia en Matías Szulanski a la hora de construir una comedia incómoda, deforme, con una protagonista al borde de lo irritante. Seguramente habrá un sector de la audiencia que pueda empatizar con y disfrutar de las desventuras de su antiheroína, pero a mi la experiencia se me hizo por momentos exasperante.

Juana (Julieta Raponi), una joven rubia con corte carré, vive con su patético novio Damián (Franco Sintoff), un mentiroso compulsivo que le dice que tienen que devolver el departamento y que regresará a la casa de su familia. Así, ella tiene que pedir de urgencia refugio en lo de su amiga Laura (Jenni Merla), mientras suma ingresos como “actriz” de comerciales, transitando los más absurdos castings, aunque su pasión parece ser escribir cuentos que ni siquiera su mejor amigo Esteban (el propio Matías Szulanski) elogia.

A Juana todo lo que le puede ir mal le termina saliendo aún peor. Su risa nerviosa, sus modos muchas veces torpes y brutales o su egocentrismo, la convierten en un personaje border, alguien que parece estar todo el tiempo de buen humor, pero esconde una profunda angustia con no poco de negación. Aunque todos los elementos de su vida parecen conspirar en su contra, aunque sufre una frustración tras otra, ella sigue, persiste, se trastabilla y se vuelve a levantar (la caída de un toro mecánico con la que se tuerce un tobillo pero luego sale indemne del hospital parece una metáfora de su existencia).

Szulanski se regodea quizás en exceso con el artificio y las miserias de su protagonista, que va de un novio chanta hasta lo desagradable a un fallido affaire con un conductor de Über (Fabián Arenillas), pasando por un encuentro -también penoso- con el autor de su libro favorito (Horacio Marassi).

La película, rodada en locaciones como el bar San Bernardo de Villa Crespo o la Sala Lepoldo Lugones), fluye siempre a gran velocidad (hasta los muchas veces largos diálogos que le toca en suerte a Raponi son recitados con enorme rapidez, como quien desentraña un trabalenguas). Y así hasta el final: mientras suena Pronta entrega, clásico de Virus, ella no puede más que acelerar: correr, escapar para (sobre)vivir.  En el Showcase.

 

 

“Nosotras”

Dos vecinas jubiladas esconden su amor para evitar el rechazo social y familiar, debido a que una de ellas estuvo casada con un hombre. Una vez muerto, fortalecen su relación hasta que ya no pueden esconder su amor y una adolescente se entromete. Con la dirección de Filippo Meneghetti y con las actuaciones de Barbara Sukowa, Martine Chevallier y Léa Drucker. El film sigue los pasos de Nina y Madeleine, las dos mujeres jubiladas secretamente enamoradas desde hace décadas. Cines del Centro.

 

 

“Alarido”

 

Desde que existe el cine diversos grupos han tratado de utilizarlo como material propagandístico. Aunque uno pensaría que en pleno 2022 ese tipo de maniobras estaban caducas, Alarido, del director D. J. Caruso (Soy el número cuatro) es la prueba definitiva de lo contrario.

La película de Caruso es la primera producida por el sitio web conservador The Daily Wire. Dicho portal de noticias, fundado por Ben Shapiro, anunció con anterioridad que su misión era la de realizar películas originales que se enfrenten simplemente al liberalismo excedente de Hollywood.

Luego de anunciar sus intenciones de producir cine, también se confirmó que la actriz Gina Carano, quien fue despedida de la serie The Mandalorian por expresar sus ideologías políticas y de género, encontraría un nuevo hogar para su profesión como actriz con las películas producidas bajo el sello de The Daily Wire.

Sin embargo, la gran sorpresa es que la primera cinta de la nueva casa productora es Alarido. La película es dirigida por el experimentado director de acción y suspenso, D. J. Caruso, y protagonizada por Rainey Qualley, Jake Horowitz y Vincent Gallo. Éste último es un actor también de ideología abiertamente conservadora, quien regresa al cine luego de años de ausencia dedicados al activismo político de derecha.

La película es una suerte de reinvención de La habitación del pánico (2002) de David Fincher. Una madre que se queda encerrada en una alacena mientras que su violento y adicto ex novio aterroriza a sus hijos y pone en peligro las vidas de todo el mundo.

Jessica (Rainey Qualley) acaba de salir de rehabilitación y ha dejado atrás su adicción a las drogas. Ahora se dedica de lleno a sus hijos, no sin un pequeño dejo de hartazgo. Más adelante confiesa que se convirtió en madre cuando era muy joven y todavía no estaba lista para serlo. El padre de los niños es Rob (Jake Horowitz), quien todavía es un adicto a la metanfetamina y pasa sus días con su amigo Sammy (Vincent Gallo), de quien Jessica sospecha que es un abusador que va tras sus hijos.

La protagonista está decidida a abandonar la casa que fuera de su abuela ubicada en el campo, porque allí es complicado encontrar un trabajo para subsistir. Por ello al inicio de la película se encuentra ajustando los últimos detalles de su mudanza. Todo se complica cuando aparece Rob y tras una disputa ocasionada por las drogas que trae encima, la encierra en una alacena y abandona la casa.

Luego de aquello los niños pequeños se quedan solos en la casa con nada más que las indicaciones que su madre puede darles a través de la puerta. Rob también le dejó a Jessica una pequeña dosis de cocaína para obligarla a retomar los antiguos hábitos. Por suerte la heroína tiene dentro del pequeño cuarto un foco con luz, un crucifijo, una biblia y su determinación para poder resolver la situación.

Alarido consigue buenos momentos de suspenso con los elementos que tiene a la mano. Su corta duración también es la gran aliada de una película que pasa gran parte del metraje en una sola habitación. Desde el comienzo el guion escrito por Melanie Toast plantea las situaciones, los escenarios y las dinámicas que la película seguirá como un camino marcado de pistas hasta su conclusión.

Desde luego la ideología conservadora está latente en todo momento. Alarido busca reflexionar sobre temas como la adicción a las drogas, el abuso infantil, la religión y las familias compuestas por madres solteras. Sin embargo, no se detiene en la simple contemplación y exposición de los temas, sino que realiza juicios de valor que imponen ciertamente una forma de pensamiento y que además utilizan a la figura de Dios como la gran respuesta para todas las situaciones.

La película pasa la primera mitad de su historia estableciendo al personaje de Jessica. La construye como una mujer fuerte que lucha por sus hijos y que tiene la inteligencia necesaria para defenderse. Cuando se queda encerrada en la alacena, inmediatamente consigue sortear varios obstáculos y cuidar de sus hijos con los elementos que tiene a la mano. Lo que hace de la película un thriller muy entretenido que logra capturar la atención del espectador.

No obstante, rumbo al final el guion contradice a su heroína. Justo cuando las cosas se ponen cada vez más críticas, la protagonista logra resolver el reto solo gracias a la ayuda divina de Dios. Algo que tira por la borda toda la construcción que se había hecho hasta entonces del personaje y que minimiza las habilidades y la inteligencia que había mostrado hasta el momento.

De alguna forma incómoda y forzada Alarido convierte a la protagonista en una mártir parecida a Jesús. Para prueba está que el personaje tiene heridas en ambas manos que pretenden hacer eco de las heridas que Jesús tuvo tras su crucifixión. La simbología de las manzanas (el pecado original) también está presente. Elementos todos que destacan que la película no solo busca realizar un comentario social, sino acercar al espectador a un pensamiento religioso que es dador y resoluto con las complicaciones.

En un escena Jessica encuentra una Biblia y lee un versículo que dice, “cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces”. Quizá una analogía de la propia Alarido, que es una obra de suspenso disfrazada de cine comercial, pero que en realidad no es otra cosa más que un panfleto ideológico propagandístico. En Cinépolis.

 

 

“Jeepers Creepers: la reencarnación del demonio”

En 2001 se estrenaba Jeepers Creepers, película que actualizaba la fórmula del asesino serial de origen sobrenatural, con pocas ideas pero bastante frescura. Luego de dos secuelas -una peor que la otra- cuando parecía que el psicópata había quedado envuelto en un justiciero manto de olvido, a alguien se le ocurrió revivirlo. Y de eso se trata Jeepers Creepers: la reencarnación del demonio.

Los primeros minutos de la película dirigida por Timo Vuorensola parecen ser un reboot de aquella, con dos ancianos atravesando los mismos avatares que la pareja de la original. Sin embargo, enseguida se devela que estas imágenes son parte de un documental que miran los verdaderos protagonistas: Laine (Sydney Craven) y Chase (Imran Adams). El recurso de la película dentro de la película -que ya estaba agotado incluso antes del estreno de la primera entrega- desemboca en una historia sin pies ni cabeza que incluye cultos satánicos, secundarios que mueren antes de que el espectador aprenda sus nombres, y una casa que funciona a modo de cuarto de escape.

El espacio reducido hace que los personajes se la pasen subiendo y bajando escaleras, o entrando y saliendo de habitaciones que parecen ser siempre la misma. El “Creeper”, por su parte, despliega sus poderes caprichosamente, mostrándose por momentos invencible, y en otros como una copia de sí mismo a lo Scary Movie. Algo parecido pasa con los efectos digitales. Todo vale y da más o menos lo mismo.

De acuerdo a la mitología de la saga, el asesino despertaba cada 23 años, ni en eso acertaron. Si esperaban dos años más, al menos este estreno se habría beneficiado del baño nostálgico y redentor de otros regresos más oportunos. Aunque, a juzgar por la poca voluntad de sus responsables, el resultado habría sido el mismo. En Cinépolis y Showcase.

 

 

Fuente: Otros Cines, Diego Battle, Diego Lerer, Micropsia, Filmelier, La Nación, Guillermo Courau.

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