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Seis películas llegan a las salas de la ciudad

Jane Fonda, Diane Keaton con la segunda parte de la comedia geriátrica “Cuando ellas quieren”, “Último recurso” de Matías Szulanski, otra comedia “Amor a primer mensaje”, finalmente llega “La Sudestada” a los cines rosarinos, la de terror de Finlandia “Cría siniestra” y la biopic sobre el beato Carlo Acutis son las pelis que llegan a la ciudad. Aquí una selección de reviews para elegir que ir a ver al cine, porque el cine se ve en el cine.

“Cuando ellas quieren más”

Hace cinco años pasó por la cartelera comercial “Cuando ellas quieren”, que mezclaba toques de romance con los tópicos habituales de las “comedias geriátricas”, esas películas centradas en personajes veteranos que, liberados de las responsabilidades familiares y laborales, se disponen a hacer todo aquello que nunca pudieron. En el caso de las cuatro protagonistas de aquella película, el tema era cómo encender el deseo sexual, una inquietud surgida luego de compartir sus opiniones sobre la saga Cincuenta sombras… en la reunión mensual que organizaban para comentar libros de todo tipo.

La secuela arranca con ellas sin poder encontrarse, dado que la pandemia ha cortado toda posibilidad. Una vez que la COVID-19 retrocede y permite retomar algo parecido a una rutina social, Diane (Diane Keaton), Carol (Mary Steenburgen), Vivian (Jane Fonda) y Sharon (Candice Bergen) deciden que ya es hora de poner en marcha un viejo sueño comunitario tomándose unas buenas vacaciones en Italia.

Dado que las chicas tienen una posición económica envidiable, que nadie espere hostels con baño compartido ni comida callejera. Todo aquí es de un lujo abrumador, y nada puede aguar el descanso. Si hasta el robo de las valijas es una situación que pasa como si nada; total, pueden comprarse un nuevo guardarropa entero. 

La película acompaña a esas mujeres durante un viaje de ensueño en el que no faltarán comidas dignas de una última cena, visitas a lugares históricos, amantes ocasionales y diversos pasatiempos turísticos. De allí, entonces, que el film prodigue planos aéreos dignos de la publicidad de alguna aerolínea.

En medio de todo eso se desarrolla una trama muy endeble que se centra principlamente en Vivian, quien siempre se ha vanagloriado de su soltería, pero ahora está enamorada de un viejo amor de la juventud. El resultado es una feel good movie apolillada que se olvida poco después de salir de sala. En todos los complejos.

“Cría siniestra”

Tinja tiene 12 años, pero recibe presiones dignas del mundo adulto. Es la que ejerce su madre, una mujer más preocupada por mostrar una vida idílica en redes sociales que en darle contención y apoyo a sus hijos. Por eso, la obliga a realizar largos entrenamientos de gimnasia artística con miras a un torneo del que, si fuera por Tinja, difícilmente participaría.

Con un padre ajeno e incapaz de tomar alguna decisión y un hermano siempre listo para delatarla, Tinja encuentra un huevo en el bosque que decide llevar a su casa para “empollarlo” dentro de un oso de peluche. Cuando se rompe, sale de allí la cría siniestra a la que alude el título: un pajarraco enorme que irá cambiando su fisonomía original para adoptar una muy parecida a la de Tinja.

Ella encuentra en la criatura un apoyo que no consigue en otro lado, por lo que intenta protegerla ante la mirada de su familia. El problema es que tiene una peligrosa tendencia a asesinar a todo aquello que moleste a su dueña, ya sea un perro o el bebé del amante de su madre.

La película de la finlandesa Hanna Bergholm recuerda a las de Ari Aster. De El legado del diablo / Hereditary toma una dinámica familiar disfuncional, con una madre ensimismada y dispuesta a todo con tal de conseguir lo que quiere. De Midsommar, el terror no espera la noche, la idea de que el horror puede convivir a la perfección con la luz solar, lo que convierte a Cría siniestra en un exponente del cine de “terror diurno”.

A medida que la criatura aumente su tamaño y cambie su cuerpo, Cría siniestra se adentrará en la relación tóxica entre Tinja y su madre y, por lo tanto, la dotará de un significado metafórico. Allí, en ese vínculo entre madre e hija perverso y con la manipulación a la orden del día, está el núcleo más jugoso de un relato que funciona mejor en el terreno del thriller psicológico que en el de los sustos más tradicionales. En el Monumental, Showcase, Hoyts, Cinépolis.

“La Sudestada”

Jorge “El Sabueso” Villafañez (notable caracterización de Juan Carrasco) es un meticuloso detective privado de voluminosa barriga y acostumbrado a una soledad que solo rompe cuando se encuentra con sus amigos Finoli (Javier Bacchetta) y Rubén (Cachi Bratoz) a jugar al paddle o a tomar algo en un bar. El Sabueso tiene algo de esa impronta porteño-machista en una película que -a partir del cómic original de Sáenz Valiente- propone en primera instancia cierto look neo-noir.

Pero todo cambia para el perfecto antihéroe cuando Ricardo Zelarrayán (Edgardo Castro) lo contrata para vigilar a su ¿futura ex? esposa Elvira Schulz (la mítica Katja Alemann, en un bienvenido regreso), una otrora famosa bailarina (aunque luego la veremos danzar en pantalla a sus 65 años) devenida coreógrafa experimental. Villafañez la seguirá, cada vez más extasiado, hasta que ambos entrarán en contacto en una casona que ella ha comprado en el Delta del Tigre.

La sudestada tiene muchos elementos atractivos y bien concebidos de manera independiente, pero que no siempre conviven con la armonía, fluidez y naturalidad deseada dentro de la trama: el apuntado universo del noir luego va mutando hacia lo onírico y lo espiritual con un collage/patchwork en el que también hay lugar para imágenes de noticieros, de cortometrajes y de archivo para amplificar el clima de sudestada y crecida del río al que alude el título.

Y, aunque el resultado no sea del todo convincente, hay en la hora y media de La sudestada una inteligente puesta en escena, buenas actuaciones para personajes que no disimulan las panzas ni las arrugas, un péndulo entre el costumbrismo barrial y la estética de cómic, irrupciones de humor y romance, varios momentos de baile y hasta escenas en las que los sueños dan lugar a fantasías, visiones y revelaciones trabajadas con una estética surrealista. Un film de a ratos fascinante y siempre audaz. En el Hoyts.

“Último recurso”

¿Es Matías Szulanski nuestro Hong Sangsoo? ¿Está sumido en una competencia directa con Raúl Perrone, José Celestino Campusano y Lucía Seles por ser el cineasta más prolífico del cine nacional de los últimos tiempos? Lo cierto es que con 10 largometrajes en 7 años se ha convertido en una auténtica máquina de filmar. Y, luego de haber estrenado Juana Banana en la Competencia Argentina de la última edición del Festival de Mar del Plata, ahora ha recibido un nuevo impulso por parte del BAFICI, que seleccionó a Último recurso como película de apertura.

Último Recurso es el nombre de una revista deportiva que subsiste en condiciones más que precarias con el manejo de Enrique (Horacio Marassi) y Rodolfo (Germán Baudino), dos periodistas de la vieja guardia. Pero las verdaderas protagonistas son más jóvenes y mujeres. Por un lado, una integrante de la redacción con experiencia como Laura (María Villar) y Julia (Tamara Leschner), una pasante recién llegada que en verdad se gana la vida con su perfil erótico en Only Fans y es también una virtuosa flautista. De hecho, al ser la única que posee un auto, Julia es “explotada” por su compañera, que le hace sentir el rigor de ser la novata que debe pagar el derecho de piso.

Cuando llega a la revista un misterioso paquete que contiene información en principio totalmente absurda (que existió un primer Mundial de fútbol en 1926 en el que Argentina salió campeón y cuyo goleador y hombre récord fue un jugador judío llamado Samuel Finkelstein, y que esos hechos fueron luego borrados de la historia oficial), los jefes les encargan a Laura y Julia que sigan el tema. Se inicia así una intrincada investigación por distintos barrios (Villa Crespo, Microcentro), bibliotecas, archivos, pero también por otros misteriosos ámbitos, como los de una comunidad asiática.

Y esa indagación conjunta es la excusa para que se desarrolle y profundice la muchas veces tirante y en otras más íntima relación entre las dos protagonistas (Laura es madre soltera y Julia cuida a su hija mientras atiende a sus clientes de Only Fans) en un film que por momentos tiene el vértigo callejero de, por ejemplo, Castro, de Alejo Moguillansky; y en otros recupera ese espíritu de comedia incómoda y con personajes con un poco de mala onda que es el sello de Szulanski, quien se permite además unos cuantos juegos cinéfilos como las referencias a El centroforward murió al amanecer, de René Mugica, o el personaje del proyectorista en una privada de prensa que interpreta el director Paulo Pécora.

Si parte de la premisa es ya de por sí bastante ridícula, más aún lo es el contexto (la historia está ambientada en junio de 2021), que parece más propio de otros tiempos (mejores): que subsista una revista impresa de deportes, que en la redacción todos fumen sin parar y que dos periodistas investiguen de forma exclusiva, a toda hora y durante dos semanas un único tema es lo más inverosímil de todo. Palabra de periodista. Pero nada de eso parece preocuparle a Szulanski, quien regala una película con muchos desniveles pero felizmente desaforada y orgullosamente camaleónica, sostenida sobre todo por dos muy buenas actrices. Palabra de crítico. En el Showcase.

“Amor a primer mensaje”

Habrá que echarle la culpa a las compañías telefónicas de los celulares, si no a los guionistas de Amor a primer mensaje, la comedia romántica en la que todo lo que uno intuye que va a suceder, pasa.

Miren a Mira (Priyanka Chopra Jonas, la actriz nacida en la India que protagoniza la serie Citadel, recién estrenada), completa y enteramente enamorada de John (Arinzé Kene), dibujando su retrato -es artista, y publica libros ilustrados para niños- en un café, cuando él llega, medio que la sorprende, se besan, se dicen cosas lindas que se van a ver a la noche. Y John sale a la calle, y…

Sí. Exacto. Tiene un accidente automovilístico, que termina de la peor manera.

Pasan los meses, y miren a Mira, aún dolorida, sin poder terminar de hacer el duelo, por más que su hermana menor la incite a que dé vuelta la página. Bueno, dan vuelta la página del guion y ahí viene lo que decíamos: de echarle la culpa a las telefónicas.

Porque la línea, el número que pertenecía a John, ahora lo tiene Rob (Sam Heughan, de la serie Outlander), un periodista de un diario neoyorquino a quien su novia abandonó a poco de que iban a contraer matrimonio.

Sin estas vueltas de la trama hay películas, sobre todo comedias, que no existirían. Bueno, Amor a primer mensaje es una de ellas, a partir de que, de la nada, miren a Mira escribiéndole mensajes a John, a modo de recuerdo, de terapia o de lo que les parezca, y a Rob recibiendo extrañado esos mensajes almibarados en el teléfono que su jefe laboral le dio, como para tenerlo más controlado.

Es lo que dicen.

Y así como lloraba y lloraba a su amado, miren ahora a Mira, enganchándose en una cita en un restaurante con un desconocido -no, todavía no es Rob, sino un personaje que interpreta Nick Jonas, de los Jonas Brothers y esposo de Priyanka-, para luego sí, intercambiar miradas, pero no “ese” número de línea del celular.

Ah, está Céline Dion haciendo de Céline Dion, porque Rob tiene que entrevistarla y escribir un artículo. Y Céline, que ha sufrido mucho, no parará de aconsejarlo.

Decíamos que todo lo que uno supone que va a suceder, pasa, y miren a Mira olvidando rápido a John y enamorándose con los mismos ojitos y suspiros, pero ahora, de Rob. Quien, claro por supuesto, sino la película terminaría enseguida, no le dice nada de que recibe los mensajes que ella le escribe al difunto John.

La premisa chica conoce chico, chica se separa de chico y chica vuelve con chico es la base de muchísimas comedias románticas de Hollywood y de acá a la vuelta. ¿Acaso está mal? Para nada. Lo que tiene que tener es diálogos graciosos, situaciones bien estructuradas, y tiene que haber química entre los protagonistas.

Esto no es Sintonía de amor, en la que Sam y Annie, los personajes de Tom Hanks y Meg Ryan no se encontraban hasta el final en el mirador del Empire State. Tampoco es Cuando Harry conoció a Sally, en la que Harry conocía mucho a Sally. Y una hora y 44 minutos puede sentirse como mucho más de lo que es, por más que Céline Dios cante más de una canción. En los cuatro complejos principales.

“El cielo no puede esperar”

Llega la película biográfica sobre el beato Carlo Acutis, un estudiante italiano y aficionado programador de informática, conocido por documentar milagros eucarísticos alrededor del mundo y catalogarlos en un sitio web que creó antes de su muerte por leucemia a los 15 años. Acutis fue beatificado por la Iglesia Católica en el 2020. En el Hoyts.

Fuente: Otros Cines, Diego Batlle, Ezequiel Boetti, Pablo O. Scholz, Clarín, Filmaffinitty.

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