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Rosario

Semáforos en Rosario: falta de coordinación, pérdida de tiempo y bronca

“No importa la calle que tomes, te agarran todos los semáforos”. Una aseveración clara del padecimiento de los miles de rosarinos que salen a las calles todos los días a enfrentar esas luces rojas que se reproducen unas tras otras y te cambian el ánimo. Las quejas se hacen notar desde los cuatro puntos cardinales de la ciudad y en las distintas arterias que se atraviesan.

 

Errores técnicos puntuales, cambios de velocidad por aplicación de bicisendas o reducción de carriles, son algunos de los motivos que esgrime la municipalidad para explicar el por qué de la descoordinación. Lo cierto es que los reclamos se multiplican y los pedidos por soluciones caen en sacos rotos.

 

Rosario cuenta al día de hoy con 848 intersecciones con semáforos, con sincronismo a 45 kilómetros por hora en la mayoría de las avenidas. En algunas calles, el mismo se da sobre los 35 kilómetros por hora y en otras oscila sobre esos valores por ciertas particularidades como podrían ser la Av. San Martín desde que se desciende de la colectora y hasta Batlle y Ordoñez, donde el mismo va a 40 kilómetros por hora, destacaron desde la Secretaría de Movilidad.  

Foto: Fátima Grosso para RedBoing

Dos empresas prestan el servicio de semáforos en la ciudad hacia el sur, incluyendo el centro, la empresa Autotrol y hacia el norte Mantelectric. La primera de ellas tomó lugar en enero de 2020, tras la polémica licitación que había quedado en manos de Kapsch, discutida por la muerte de Marcelo “Ito” Seisas cuando en la intersección de Salta y Ovidio Lagos ambos aparatos dieron luz verde y el hombre de 32 años fue arrollado por una Fiat Toro. Por su parte, el Ejecutivo se debe desempeñar como órgano de contralor.

 

Uno de los reclamos más marcados por parte de los rosarinos que habitan en el noroeste gira en torno a la Av. Jorge Newbery, que conecta a la Av. Sorrento hasta la zona del Aeropuerto Islas Malvinas. Ezequiel Escobar, coordinador general de la Secretaría de Movilidad, señaló en Radio Boing que “es una obra nueva que está terminada en un 85%” y que los “semáforos se habilitaron con un programa provisorio” por el malestar de los vecinos a partir de su intermitencia.

 

“Para terminar la obra debemos construir dos detectores que nos van a permitir automatizar ese trayecto. Un semáforo es un controlador de flujo que cuando detecta que hay muchos vehículos mantiene el paso y corta las vías transversales. Lo que nos falta allí es colocar los dispositivos en Donado y Tarragona”, puntualizó. Las obras podrían estar terminadas en las próximas semanas, luego de su instalación y configuración.

La sincronización de los semáforos se establece para su funcionamiento en determinados días y horarios. Sin embargo, la cotidianidad de la ciudad la afecta directamente en cuestiones como las dobles filas, obras o cruces de tren, generando saltos en la coordinación.

 

“La Travesía es otro caso particular. Hasta la semana pasada una de las placas electrónicas que tiene determinadas características y controla los equipos que están sobre esa vía estaba rota. Ya fue colocada y ahora funciona en el sincronismo correcto”, afirmó Escobar. 

 

Para los conductores rosarinos las arterias con bicisenda resultaron en los últimos tiempos de las peores para circular a partir de su reducción en el carril de circulación. Calles como Ovidio Lagos que hacían gala de varios carriles se vieron reducidos por la traza para ciclistas, generando que con las transversales se debieran cortar.

Con el regreso de la gente a las calles tras la pandemia del coronavirus, las vías no parecieron estar preparadas para recibir al pueblo. La paciencia, una vez más, se erige como la clave para sobrevivir en Rosario.

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