En el programa Todo Pasa de Radio Boing, una charla casual terminó destrabando un recuerdo colectivo: Verónica Lercari, la instructora que en los ‘90 motivaba desde la tele a moverse “a pleno”, volvió a estar en boca de todos.
La ex bailarina del Teatro Colón y licenciada en Kinesiología repasó su historia: cómo pasó de la danza profesional a crear el método Berler —un sistema de ejercicios simples y accesibles para hacer en casa— y a convertirse en un fenómeno de la televisión. “La típica silla que todos tenemos en casa era suficiente para hacer los mejores ejercicios isométricos. Lo mío fue un servicio a pulmón, gratuito, para que la gente pudiera moverse sin pagar una cuota de gimnasio”, recordó.
Con su energía inconfundible, Lercari habló también de su mensaje positivo: “Siempre traté de transmitir cosas buenas, porque los adultos muchas veces estamos bajoneados, y desde los medios podemos levantar el ánimo de la gente. Fue una etapa muy linda y lo sigue siendo, porque ahora sigo dando clases por Instagram.”
El equipo de Todo Pasa no pudo evitar recordar su icónica canción: el famoso jingle “A pleno, Verónica Lercari”, compuesto nada menos que por Maestruli, el mismo creador del “Hola Susana”. “Una vez fui a hacer un trámite a la policía y al comisario le sonó el teléfono con mi canción”, contó entre risas.
Durante la entrevista, también habló de los sacrificios de su carrera como bailarina (“en el Colón nos pesaban todos los días, era durísimo”), de sus comienzos en televisión —tras trabajar en una fábrica— y hasta de cuando el entonces arzobispo Jorge Bergoglio le pidió que sacara el esqueleto de su programa en el Canal 21: “Me dijo que las señoras lo asociaban con la muerte. Yo le respondí: ‘Qué desilusión, pensé que la muerte era encontrarme con Dios’”.
Sobre los abusos en la televisión de los ‘90, Lercari fue contundente: “Sí, sufrí acoso. Un productor me llegó a decir ‘sacate la bombacha’ en un casting para un programa infantil. Me fui llorando. Mi representante me dijo que tenía que acostarme con quien él dijera. Le respondí que prefería no ser actriz antes que eso”.
Pero nada la detuvo: “Me rompí el alma trabajando para tener mi propio programa. Vendía artesanías, volanteaba en la calle, pagaba mi espacio. Hice lo que quise durante años, sin ningún productor. Y eso trato de transmitirle a la gente: que confíen en su talento, que insistan, que no caigan en manos demoníacas”.
Antes de despedirse, el equipo de Todo Pasa le dio el reconocimiento que merecía: “Sos todo lo que imaginamos durante estos años. Vital, inspiradora, maravillosa”. Y como no podía ser de otra manera, el cierre fue musical, con su jingle eterno sonando de fondo: “A pleno, Verónica Lercari, a pleno, a pleno…”
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