
Durante un acto en Pensilvania, el expresidente estadounidense Donald J. Trump reavivó una polémica que ya había marcado su primer mandato: utilizó un lenguaje ofensivo y xenófobo contra inmigrantes de Somalia y otras naciones africanas, generando una oleada de críticas en Estados Unidos y en el exterior.
Trump lamentó la aceptación de personas provenientes de lo que describió con dureza: “lugares que son un desastre. Inmundo, sucio, repugnante, plagado de crimen” y que lo “único que saben hacer es perseguir barcos”. El mandatario declaró además:
Tuvimos una reunión y dije: ‘¿Por qué es que sólo aceptamos gente de países de mierda? ¿Por qué no podemos tener a algunas personas de Noruega, Suecia?’
La ofensiva retórica de Trump coincidió con una intensificación de los controles migratorios y operativos de deportación, especialmente dirigidos a comunidades de inmigrantes africanos, como la somalí. En ciudades como Minneapolis, hogar de una numerosa comunidad somalí, ya se registraron redadas que generaron temor e indignación.
Trump: “¿Por qué siempre recibimos gente de países de mierda como Somalia? ¿Por qué no puede venir gente de Noruega o de Dinamarca? Somalia es inmunda, sucia, repugnante, plagada de delincuencia. Lo único que saben hacer es perseguir barcos”. pic.twitter.com/0EfQZCtKK0
— Wall Street Wolverine (@wallstwolverine) December 10, 2025
Defensores de los derechos humanos y organizaciones de inmigrantes denuncian que las declaraciones constituyen “discurso de odio” y advierten que podrían legitimar la violencia y la xenofobia. Por su parte, algunos miembros del gobierno y funcionarios federales salieron en respaldo de Trump, justificando sus dichos como parte de una agenda de seguridad y control migratorio.
A nivel internacional, políticos y organizaciones de derechos humanos expresaron su rechazo e instaron a Washington a corregir el rumbo: consideran que estos agravios públicas representan una afrenta a la dignidad y la igualdad.
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