El Congreso de la Nación bajó este miércoles el telón del año parlamentario con un balance que expone su peor desempeño en la última década. El, el 2025 se caracterizó por un nivel de productividad mínimo, tensiones constantes y un frágil oficialismo que no logró imponer agenda ni construir mayorías estables.
Un año con pocas sesiones y muchos bloqueos
Durante el período legislativo se realizaron 22 sesiones, de las cuales 11 fueron especiales, un dato que refleja la dificultad de las fuerzas políticas para acordar temarios y trabajar en sesiones ordinarias. La oposición recurrió además a un uso inédito de los emplazamientos a comisión, que treparon a 20 frente al máximo histórico de tres en años anteriores.
Estos recursos mostraron la intención de la oposición de forzar el tratamiento de proyectos frente a un oficialismo que evitaba habilitar debates que no podía controlar.
Leyes sancionadas: mayoría opositora y alto nivel de vetos
El Congreso aprobó 11 leyes a lo largo del año, entre ellas:
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Emergencia en Bahía Blanca,
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Dos aumentos para jubilaciones,
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Emergencia en Discapacidad,
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Cambios en los Aportes del Tesoro Nacional,
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Financiamiento para universidades nacionales,
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Emergencia en Salud Pediátrica,
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Ley Nicolás,
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Y tres acuerdos internacionales pendientes de la gestión anterior.
Ninguno de los proyectos impulsados por el oficialismo obtuvo sanción definitiva.
Además, 7 de las 11 leyes fueron vetadas por el Poder Ejecutivo, aunque en tres casos el Congreso insistió y revirtió la decisión presidencial.
La dinámica convirtió al Palacio Legislativo en un territorio abiertamente opositor, con una estrategia clara para condicionar al Gobierno y limitar su capacidad de acción.
DNU bajo la lupa
El control legislativo también se hizo sentir en los decretos de necesidad y urgencia (DNU). En 2025 se rechazaron 5 de los 33 DNU emitidos por el Poder Ejecutivo, un número elevado que expuso nuevamente la tensión entre ambos poderes.
Un oficialismo sin números y sin aliados sólidos
La Libertad Avanza atravesó el período con una representación parlamentaria muy reducida, sin capacidad de construir alianzas duraderas con las fuerzas que acompañaron a Javier Milei en el balotaje de 2023. La falta de acuerdos internos dificultó el avance de las reformas estructurales reclamadas incluso por interlocutores internacionales como el FMI o el Gobierno de Donald Trump.
La nueva conformación del Congreso abre otro escenario
Tras las elecciones legislativas de medio término, el Parlamento que iniciará su actividad en 2026 presenta un mapa político diferente:
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Diputados:
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La Libertad Avanza sumó bancas y quedó como segunda minoría con 64 escaños.
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Junto al PRO y otros bloques afines, podría conformar un espacio de hasta 93 diputados, suficiente para sostener vetos presidenciales.
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Fuerza Patria obtuvo el 30% de los votos y retuvo 45 bancas.
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Provincias Unidas sumó 7 diputados, y el Frente de Izquierda tendrá 4.
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Senado:
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LLA ganó en 6 de las 8 provincias en disputa, creciendo de 6 a 19 senadores.
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La oposición, liderada por Fuerza Patria, quedó con 22.
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Bloques provinciales retuvieron 4.
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Ninguna fuerza alcanzó la mayoría propia de 37 senadores, por lo que el oficialismo necesitará tejer acuerdos con terceros espacios y gobernadores para impulsar su agenda en 2026.
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