La Cámara de Diputados de Santa Fe aprobó, con media sanción, un proyecto de ley que amplia la legislación provincial sobre el tabaquismo donde incorporó, por primera vez, el control de consumo de vapeadores y cigarrillos electrónicos dentro de las mismas políticas publicas de salud. En diálogo con Gabriel Pennise en Antes de Todo de Radio Boing, el neumonólogo, Daniel Buljubasich detalló sobre el consumo de estos elementos.
“La licencia de los cigarrillos electrónicos pertenece a las tabacaleras, que están diversificando su negocio. La primera mentira es hacer creer que el cigarrillo electrónico es inofensivo. No lo es: es una nueva forma de consumo de nicotina”, señaló.
El especialista explicó que el cigarrillo electrónico no solo lo usan fumadores que intentan dejar el tabaco, sino también niños y adolescentes que nunca habían fumado antes, lo que representa una expansión del consumo hacia nuevas edades. “Encontraron la vuelta con los distintos sabores y presentaciones que disimulan la presencia de nicotina. Y claro que el vapeo contiene nicotina, en cantidades importantes y variables, porque depende del tipo de dispositivo. Ya estamos atendiendo en consultorios a personas adictas al cigarrillo electrónico”, afirmó Buljubasich.
Consultado sobre el daño que provoca en el organismo, el médico indicó que el vapeo afecta tanto los pulmones como otros sistemas del cuerpo. “Es muy difícil comparar niveles de daño porque todavía no tenemos el tiempo suficiente para ver las consecuencias a largo plazo. Pero sí sabemos que genera daños pulmonares, cardiovasculares y crea una nueva adicción. Lo mismo que se decía del cigarrillo común hace décadas, hoy se repite con el electrónico”, explicó.
Uno de los principales desafíos que enfrenta el sistema de salud es cuantificar el consumo. A diferencia del cigarrillo tradicional, donde puede saberse cuántos cigarrillos se fuman por día, el vapeo no tiene un parámetro claro. “En los festivales o eventos, hay gente que pasa horas vapeando sin parar. Es imposible medir cuánto consume realmente una persona”, comentó.
Buljubasich también advirtió sobre el vacío legal que todavía existe en Argentina. “El ingreso, comercialización y venta del cigarrillo electrónico está prohibido, pero se vende en cualquier kiosco. Todo lo que entra lo hace por contrabando, sin control de calidad”, aseguró.
Según el neumonólogo, el vapeo comenzó a introducirse en el país alrededor del año 2010, aunque su masificación se dio en los últimos dos años, especialmente entre adolescentes. “En Estados Unidos hubo casos graves asociados al cigarrillo electrónico Yul, incluso con muertes en jóvenes. Por eso es clave actuar ahora, antes de que los daños sean irreversibles”, concluyó.
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