La violencia expuesta por la directora, Sabina Codarín, en un jardín maternal de Alberdi a niños de entre un año y cuatro aún retumba en Rosario. El temor de los padres de que esta situación pueda existir en otros establecimientos se ha replicado en las últimas horas. Indignación, bronca, impotencia, son algunas de las sensaciones que ha generado la acción por la cual el jardín hoy está clausurado. Y Codarín ya fue expulsada de la Asociación de Jardines.
Verónica Enseñat, psicóloga infantil y directora de Crianzas Espacio Terapéutico, dialogó con Gabriel Pennise y detalló señales que pueden dar los menores para exteriorizar posibles situaciones de violencia que pudieran estar atravesando. En ese marco, recordó lo expresado por la madre de Emilia, una niña que asistía al establecimiento de Chiclana al 900.
“El sufrimiento de la niña que se manifiesta en su casa con gestos como tocarse el brazo o no dejarse cambiar. Uno escucha a la mamá apenada por lo que está pasando, inclusive tiene la sensación de culpa. Pero antes no sabía. Cuando estas cosas suceden, antes de que estén los videos, uno confía en que van a ser tratados amorosamente como en nuestras casas o con un familiar”, destacó.
En ese sentido, Enseñat afirmó: “Uno tiene que partir de las características del niño. Si este es alegre, que se vincula con otros de su edad, con adultos, etc. y algo de ese patrón cambia, como no querer ir al jardín, tener conductas defensivas, dificultades para dormir, terrores nocturnos o no querer contacto físico”, podrían ser algunas muestras de algún comportamiento extraño.
Sin embargo, la especialista advirtió “que un niño no quiera ir al jardín a veces es una instancia normal, porque no se quiere despegar de la familia”. Asimismo, apuntó que ahora “lo más urgente es contener y permitir que se expresen esos niños”.
“Que puedan sacar las experiencias negativas, aún cuando hay poco lenguaje. Puede ser con juegos, dibujos. Y los adultos podemos validar esas sensaciones. Va a haber una nueva instancia en la que se van a adaptar nuevamente a los adultos”, remarcó en Antes de Todo.
Y añadió: “La violencia o el maltrato en niños deja las mismas huellas, independientemente de su edad. Seguramente el que es un poquito más grande tiene otras herramientas del lenguaje. Pero cualquiera de estas situaciones deja una marca”.
Para concluir, la psicóloga infantil se refirió a la reacción de los padres de los niños agredidos: “Uno en esto va atravesando diferentes etapas. Al ver el video deben haber querido hacer justicia por mano propia, es casi inherente a las personas. Pero luego llega a la racionalidad, porque terminarían perjudicados. Ese enojo, se puede llevar a otro lado como una denuncia pública o en la Fiscalía”.
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