
Una cápsula espacial de la NASA que transportaba una muestra de material rocoso recogido de la superficie de un asteroide hace tres años se precipitó hacia la Tierra este fin de semana con destino a una ardiente caída en picado a través de la atmósfera y un aterrizaje en paracaídas en el desierto de Utah el domingo.
La misión OSIRIS-REx, un esfuerzo conjunto de la NASA y científicos de la Universidad de Arizona, supondrá la tercera muestra de asteroide, y con diferencia la mayor, que se devuelve a la Tierra para su análisis, tras dos misiones similares de la agencia espacial japonesa en los últimos 13 años.
La cápsula, redonda y con forma de gota de goma, aterrizó en paracaídas a las 1455 GMT, unos 13 minutos después de alcanzar la cima de la atmósfera a unas 35 veces la velocidad del sonido, culminando un viaje de siete años.
Si tiene éxito, esta misión proporcionará valiosas pistas sobre los orígenes y el desarrollo de planetas rocosos como la Tierra y podría contener moléculas orgánicas similares a las necesarias para que evolucionara la vida.
La muestra de Bennu, un asteroide rico en carbono, pesa 250 gramos (8,8 onzas), superando con creces la cantidad de material recogido de asteroide Ryugu en 2020 y del asteroide Itokawa en 2010.
La cápsula será trasladada en helicóptero a una “sala limpia” en Utah para su examen inicial, y después será transportada al Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, para ser empaquetada en muestras más pequeñas prometidas a unos 200 científicos en 60 laboratorios de todo el mundo.
Mientras tanto, se espera que la parte principal de la nave OSIRIS-REx navegue para explorar otro asteroide cercano a la Tierra. Esta exitosa misión representa un paso importante en la exploración espacial y en la comprensión de la historia y la composición de nuestro sistema solar.
Comentarios