El calor y la ausencia de lluvias hicieron aún más notoria la bajante histórica. Con 49 centímetros por debajo del cero, múltiples espejos de agua desaparecieron en distintos puntos de la provincia y generaron conmoción entre los habitantes de la región. A las sequías de la última semana se les sumó el Parana Viejo, que quedó tan vacío como para cruzar a pie.
El caudal registra los valores más bajos en lo que va de este siglo y perdió 58 centímetros en 12 días. De acuerdo con el informe realizado por el Instituto Nacional del Agua (INA), esto se debe a que “prevalece una condición general de disminución de los afluentes entrantes al tramo argentino”.
Además, en el documento emitido afirmaron que “la tendencia climática al 31 de marzo de 2022 es desfavorable”. “La situación no permite esperar un rápido retorno a la normalidad, con probabilidad de extenderse durante el próximo otoño”, indicaron.
Por otra parte, la problemática afectó la fauna íctica al dejar seco el valle de inundación, espacio donde los peces se refugian. También, produjo inconvenientes en el riego de cultivos y complicó las producciones industriales que necesitan utilizar líquido.
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