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Todo Show

Cinco películas este primer jueves de julio renuevan la cartelera rosarina

Natalia Oreiro bajo la dirección de Fernán Mirás, animación, terror, y dos comedias más: Mi querido monstruo, Extrañeza, La noche del demonio y Karaoke, son las nuevas pelis que llegan a la pantalla rosarina a sumarse a una de por sí abarrotada cartelera. Aquí una selección de reseñas para elegir que ir a ver al cine, porque el cine se ve en el cine.

 

“Casi Muerta”

 

María (Natalia Oreiro), Javi (Diego Velázquez), Paula (Paola Barrientos) y Lucas (Ariel Staltari) son amigos desde la infancia, pero el tiempo y la distancia (Javi se ha ido a vivir a Montevideo) los han separado un poco. Sin embargo, cuando María sufre un ataque cardíaco que la deja en un estado muy precario (le diagnostican un mes de vida que le permitirá con suerte llegar hasta Año Nuevo), allí están sus tres compinches para acompañarla.

Paula, la mejor amiga y confidente de María, está casada con Mudo (Alberto Ajaka) y es madre del pequeño Nano (Filippo Carrozza); Lucas es un freak cuya obsesión es encontrar una compañera con la que pueda tener un hijo o hija y cumplir así su sueño de ser padre; mientras que Javi, que en Uruguay está en pareja con Julieta (Violeta Urtizberea), carga con la frustración de nunca haber hecho explícito el amor que desde pequeño siente por María. Y, como ese sentimiento es recíprico, se desatará justo cuando a ella le quedan pocos días de vida.

Si el punto de partida puede sonar demasiado melodramático, esta muy libre transposición de la comedia vasca Bypass apuesta, más allá de algunos excesos de sentimentalismo (no ayuda, en ese sentido, la siempre recargada y subrayada música original compuesta por Emilio Kauderer), por un bienvenido humor negro que aborda el miedo a la muerte desde un lugar alejado de la solemnidad y el golpe bajo. Incluso algunos convencionalismos propios de la comedia romántica (la presencia de una tercera en discordia como Julieta con los enredos que eso implica o la dificultad para concretar un encuentro íntimo a pesar del fuerte deseo que comparten ambos protagonistas) son trabajados con bastante fluidez y ligereza por un Mirás que ya había mostrado ciertos interesantes atributos como narrador en El peso de la ley.

Es cierto que los múltiples elementos de Casi muerta (desde la impronta navideña hasta el lugar común de cumplir ciertos deseos antes de la muerte o las por momentos ridículas justificaciones médicas para la cambiante situación de María) generan inevitables desniveles en la trama y en la eficacia del relato, pero incluso en sus pasajes menos lucidos y más estereotipados suele aflorar el carisma, la empatía, la gracia y la ductilidad de un elenco que trasciende hasta las zonas menos logradas del material tragicómico que le toca en suerte. Así, aun con sus altibajos, Casi muerta regala unos cuantos pasajes audaces, inquietantes y provocadores que la destacan dentro de un cine argentino no demasiado habituado a la comedia negra. En los cinco complejos de cine.

 

 

“Extrañeza”

 

El dúo cómico Salvatore Ficarra y Valentino Picone –muy popular en Italia– une esfuerzos con el legendario Toni Servillo para recrear un periodo muy particular de la vida del dramaturgo y escritor Luigi Pirandello. Una recreación permeada por los mecanismos de fantasía, en tanto el último film de Roberto Andó (re)imagina la génesis de Seis personajes en busca de autor, una de las obras cumbre del ganador del Premio Nobel de Literatura en 1934.

El punto de partida es un viaje que Pirandello (Servillo) emprende a Sicilia en 1920 para organizarle un funeral con todos los honores a una vieja conocida. Para eso contrata a dos enterradores (Ficarra y Picone) que, oh casualidad, sueñan con ser actores mientras llevan adelante algunas obras no precisamente buenas: es obvio que tienen más ganas que talento, una situación que la llegada de un ya consagrado Pirandello altera de raíz.

¿Qué puede hacer un hombre de su prestigio ante tamaña negligencia dramatúrgica? Ayudarlos a expandir los límites de su imaginación mediante una camaradería movida por partes iguales de paternalismo, pena y fascinación ante el un tanto lamentable reflejo social que la dupla pone en escena.

Nominada a 14 premios David di Donatello, de los cuales se llevó cuatro, Extrañeza focaliza en las dinámicas que se establecen entre los actores y el dramaturgo, fantaseando con que esos enterradores fueron el germen de Seis personajes en un busca de un autor, escrita en 1925. No hay aquí reflexiones sobre los procesos creativos ni sobre la siempre conflictiva relación entre una obra y su creador; a lo sumo, una comedia de tonalidad costumbrista sobre dos soñadores empedernidos ante la oportunidad de sus vidas. En los Cines del Centro.

 

 

“Mi querido monstruo”

 

Para curar a Hei Ling de una enfermedad terminal, el curandero de Kunlun, Bai Ze, es desterrado tras destruir accidentalmente una isla. Siete años después, regresa a la isla para buscar la redención. En Cinépolis, Showcase y Hoyts.

 

 

“La noche del demonio”

 

 

Antes de ir al análisis de La noche del demonio: La puerta roja es bueno hacer un poco de historia y ver cómo fue evolucionando la saga tanto en lo comercial como en la recepción crítica

La noche del demonio / Insidious (2010)

Dirección: James Wan

Espectadores en Argentina: 125.000

Promedio en Metacritic: 52/100

La noche del demonio: Capítulo 2 / Insidious: Chapter 2 (2013)

Dirección: James Wan

Espectadores en Argentina: 150.000

Promedio en Metacritic: 40/100

La noche del demonio: Capítulo 3 / Insidious: Chapter 3 (2015)

Dirección: Leigh Whannell

Espectadores en Argentina: 165.000

Promedio en Metacritic: 52/100

La noche del demonio: La última llave / Insidious: The Last Key (2018)

Dirección: Adam Robitel

Espectadores en Argentina: 300.000

Promedio en Metacritic: 49/100

Este recorrido sirve para apreciar que La noche del demonio nunca tuvo demasiado apoyo crítico (pese a que Wan sí lo consiguió con las dos primeras entregas de El conjuro), pero la saga (producida siempre con muy bajo presupuesto) fue convocando a cada vez más público (en el mercado local nunca dejó de crecer en taquilla, como puede apreciarse). Ahora, llega La puerta roja para la temporada más masiva en los Estados Unidos (vacaciones de verano) y en la Argentina (vacaciones de invierno).

Como la 3 y la 4 fueron precuelas (y tuvieron otro elenco), el orden cronológico para seguir la saga sería el siguiente: Capítulo 3, seguido por La última llave (Capítulo 4), luego la original (Capítulo 1), el Capítulo 2 y la flamante La puerta roja (Capítulo 5).

La puerta roja, que ha sido vendida como el final de la saga de los Lambert (aunque dentro del cine de terror estos anuncios hay que tomarlos siempre con pinzas), tiene un prólogo en el que papá Josh (Patrick Wilson) y su pequeño hijo Dalton son sometidos a una sesión de hipnosis para olvidar todos los padecimientos sufridos, que terminaron con el niño sobreviviendo a una larga internación con un coma profundo.

Salto de 9 años en la acción y nos reencontramos con Josh divorciado de Renai (Rose Byrne) y con Dalton (Ty Simpkins), el mayor de los tres hijos, a punto de ir a estudiar arte (es un eximio dibujante) a la universidad. Todos coinciden en el funeral de la abuela Lorraine (papel que interpretara Barbara Hershey) y Josh está convertido en un alma en pena, un padre ausente que no tiene las herramientas como para conectar con sus hijos, mucho menos con un impenetrable adolescente como Dalton.

Y es precisamente Dalton quien asumirá el coprotagonismo de la historia, narrada de manera pendular entre sus desventuras universitarias (habrá fiestas con excesos y situaciones sobrenaturales en los dormitorios) y el derrotero de Josh para desentrañar si tiene problemas físicos o solo del orden de lo psicológico. Pero, claro, la saga se llama La noche del demonio y todo ese bastante meticuloso trabajo inicial sobre la conflictiva relación padre-hijo termina cediendo en su segunda mitad a una catarata de recargadas pesadillas y apariciones diabólicas que no agregan demasiado al imaginario visual y temática de los cultores de esta saga en particular y del terror en general.

Patrick Wilson, quien con esta franquicia y la de El conjuro-Annabelle-La monja se ha convertido en un auéntico astro del género, debuta detrás de cámara de manera correcta, prolija, profesional, pero sin correrse un centímetro de la fórmula prefijada desde el guion de Scott Teems (el mismo autor de Halloween Kills. La noche aún no termina y Llamas de venganza). Para saber si hay ínfulas autorales en su cine habrá que esperar a que dirija historias más audaces y personales. En todos los complejos.

 

 

“Karaoke”

 

Hace algún tiempo que los grandes atlas o, un poco más moderno, el programa encarta se utilizaban para viajar por el mundo. Hoy en día solo basta con buscar una palabra en algún buscador de internet. Sin embargo, el cine siempre fue la manera más económica de viajar y conocer el mundo. Las películas de países lejanos, a los cuales solo podremos acceder tras largas horas de viajes, desfilan ante nuestros ojos en forma de luz reflejada en pantalla.

Se estrena “Karaoke” de Moshe Rosenthal, una producción proveniente de Israel. La primera película del director acarrea con un largo recorrido en festivales de todo el mundo y varios premios. Nominada a mejor película extranjera en el festival TRIBECA y ganadora como Mejor ópera prima y premio y premio de la audiencia en el Festival de cine de Jerusalén.

Ellos, un matrimonio de muchos años de clase media. Rondando probablemente la sexta década de sus vidas. Enfrascados al vacío en su cotidianidad monótona. El, un soltero adinerado, tal vez algunos años menos que ellos. Recién mudado a la ciudad, viene a cortar con la tranquilidad con sus fiestas y noches de karaoke. Imposible no sentir atracción por alguien tan fresco y atrevido como él, el matrimonio cae a sus pies.

El cine del mundo se dio cuenta que las personas con dinero también tienen historias tan interesantes como divertidas, para ser contadas, desde Paolo Sorrentino con “La gran belleza” o Ruben Östlund en “The triangle of sadness”. Parece ser una moda que llegó para quedarse algún tiempo. Sin embargo, el dinero no parece comprar ni la felicidad ni el tiempo, como vemos en el matrimonio de Mier y Tova.

Con la llegada de su nuevo vecino, se dan cuenta que tal vez no estaban viviendo como deberían. No disfrutan de cada segundo de su vida al máximo, diría un coach vocacional. Entonces dejan de lado todas sus creencias para buscar la admiración de este nuevo vecino. Ambos, por separado, se enamoran de su modo de vida y su actitud. Hasta que se dan cuenta que son todos espejitos de colores.

No existe una manera mejor o peor de envejecer o, llevado a un plano macro, de vivir. Lo que hace feliz a una persona, no es lo mismo para otra. Parece un mensaje simple, un mensaje dejado en una fábula para niños. Empero, Moshe Rosenthal decidió enmarcarlo en “Karaoke”. Ya que este modo de vida, lleno de redes sociales, donde la falsa felicidad y la envidia están a la orden del día, nos hace olvidar este concepto tan básico. En los Cines del Centro.

 

 

Fuente: Otros Cines, Diego Batlle, Ezequiel Boetti, Cine Argentino Hoy, Francisco Mendes Moas.

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