El 20 de marzo de 2020 los televisores, radios y celulares sintonizaban lo mismo. Cerca de las 21 horas, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, anunciaba el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, que regiría en la Argentina durante varios meses. Rosario no fue la excepción. Desde esa jornada, el sistema de salud comenzó un proceso de reconversión, con el objetivo de hacer frente a una enfermedad que ya golpeaba a otras naciones asiáticas y europeas.
La ciudad trabajó de manera mancomunada con la provincia de Santa Fe. Leonardo Caruana, secretario de Salud, tuvo contacto directo primero con Carlos Parola y luego con Sonia Martorano, como ministros de Salud del gobernador Perotti en la respuesta al Covid-19.
Mientras en la Cuidad de Buenos Aires y en la provincia homónima los casos explotaban, en Rosario la curva era una meseta que se despegaba por poco del eje x. Medios nacionales hablaban del “éxito rosarino”, sin embargo, siempre fue cauteloso.
“La situación que se veía al principio, cuando aparecían los casos en China y la OMS anuncia la pandemia, era muy distinta. Nosotros convivíamos con un problema de altos contagios de dengue, por lo que hubo que repensar el trabajo en relación a eso, con un sistema de salud abocado a la normalidad, con las urgencias propias de la ciudad”, destacó el especialista en diálogo con RedBoing.
La pandemia cambió momentáneamente la forma en la que el planeta se organizó, tanto en lo social como en los aspectos relacionados a la respuesta sanitaria. Sin embargo, desde el inicio la administración de Pablo Javkin decidió tomar al coronavirus “como otro problema de salud que tomaba el sistema en su conjunto, con todos los eslabones de la red”.
“Nos parecía muy importante la terapia intensiva del Hospital de Emergencia Clemente Álvarez, pero también que los centros de salud de los barrios estuvieran abiertos porque no concebimos esta enfermedad como solo un problema de alta complejidad. Sabíamos del rol de las salas. En esos primeros días de marzo los y las trabajadoras pidieron ir casa por casa para poner la vacuna antigripal, ya que la gente no podía salir, y a entregar los medicamentos para tres meses. Eso fue de tanta jerarquía como tener un respirador más”, expresó el titular de la cartera local.
En ese sentido, hizo referencia a que “evidentemente, la historia de un sistema de salud fuerte en parte hizo que ningún paciente se quedará sin atención”. “Pero eso no pasó sin antes momentos de mucho temor y angustias, de los equipos de trabajo y de gestión”, remarcó. Además, dio cuenta de las preocupaciones por las que pasaron cuando “las camas libres en Rosario se contaban con los dedos de una mano”.
“Cuando tenías muy pocas camas libres y los procesos estaban atravesados por momentos en los que había que reducir la respuesta por la cantidad trabajadores contagiados, aparecían los momentos de dudas”.
Los viernes por la noche la misma imagen se repetía cada dos semanas. En pantalla aparecían el gobernador Omar Perotti, el intendente Pablo Javkin y los responsables de las carteras sanitarias, Sonia Martorano y Leonardo Caruana, respectivamente, bajo la premisa de mostrar unidad a la hora de realizar anuncios para la población. “En una emergencia necesitamos acordar protocolos y ser respetuosos de ello. Nos adherimos rápidamente porque a la incertidumbre de la ciudadanía no podíamos agregarle mayores dudas. Debíamos dejar los matices para otros momentos. Esa coherencia daba más seguridad”, deslizó el médico especialista en Medicina General y de Familia, graduado en la Universidad Nacional de Rosario.
“Siempre nos pareció que debíamos ser moderados y prudentes respecto a los pensamientos que atravesaron la cuestión. Debíamos ir por un camino que garantizará el acceso a la salud y que el Estado fuera soporte de las actividades que se disminuían, con sus restricciones económicas”, añadió a la hora de hablar de las restricciones. “Sabemos que el confinamiento y las restricciones evidenciaron las desigualdades y la desesperanza de los sectores más desfavorecidos”.
Según el especialista, durante la pandemia “apareció lo público, lo Estatal, dando respuesta, ejerciendo el rol de rectoría para el desarrollo de las políticas”. “Creo que este es el punto de partida para pensar en el futuro, ese nuevo futuro nutrido de lo colectivo, que construya consensos para superar los antagonismos y acorte la brecha de las desigualdades”, continuó.
En miras al futuro, el secretario de Salud se mostró prudente. Lejos de vaticinar la vuelta a la vieja normalidad o una nueva ola de contagios, Caruana dijo: “En relación a los pronósticos, si hay algo que ha identificado a la pandemia es la caída de ellos y las definiciones taxativas”.
“Si bien los contagios se dieron de manera mundial, las infecciones se presentaron de distintos modos. No podemos decir fin de la pandemia cuando hay millones de personas que no han podido acceder a una primera dosis de la vacuna. Sí podemos decir que estamos en una etapa de transición hacia otra cosa”, apuntó. Y concluyó: “Aprendimos que la vacuna, como en otras enfermedades, cambia el rumbo de la situación”.
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