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RADIO BOING EN FRANCIA

Los Pumas vencieron a Samoa para seguir vivos

Había muchas obligaciones. Había deudas, y había que cumplirlas. Deudas en el juego y en otros aspectos. Las cosas básicas no habían salido en la fecha uno y la boca había quedado amarga. Derrota y mala imagen.

En los primeros minutos pareció haber control, amarilla a un samoano -un centro, Duncan Paia-aua- que le dio algo más de espacio en ataque a los argentinos, y juego en las 22 yardas rivales, tres entradas a la “green zone” y las tres perdidas.

Hasta que a los 8’ la pareja de medios empezó a lanzar con los jugadores en movimiento (y no parados, como ocurrió durante lo que va del Mundial) y apareció el desorden, la ventaja y el try de Emiliano Boffelli. Lindo try por cierto. Se ensució la jugada en el final pero la estirada del rosarino de Duendes le dio más fotogenia y aplausos al try.

Conversión del mismo Boffelli y 7-0 para Los Pumas en 11 minutos. La cosa se empezaba a poner de otro color más allá de que llovía torrencialmente desde el primer minuto.

Foto: Prensa UAR

Los siguientes 10 fueron chatos, Samoa tuvo un penal por un tackle incompleto que no aprovechó -se le fue ancha a Leali’ifano- y el seleccionado argentino tuvo inercia en un par de ataques pero todo siguió igual. A los 23’ un buen intento con el de Rufino, Santiago Chocobares, como primer punto de lanzamiento provocó un penal que Boffelli transformó en 3 puntos en casi mitad de cancha. 10-0 en 24 minutos del primer tiempo, había negocio.

El descuento samoano llegó con suspenso, Christian Leali’ifano metió a distancia con rebote en el travesaño. Samoa no pasaba ni cerca del ingoal y el elenco de Michael Cheika sabía que el teatro de operaciones indicaba seguir este camino.

Otra entrada profunda de Chocobares, el cordobés Juan Cruz Mallía y la inercia, el tan mentado “momentuum” para otro penal de Boffelli, esta vez debajo de los palos. Argentina era superior sin ser aplastante y la cosa estaba 13-3 en 34 minutos.

Se podía consumir el resto del tiempo que a nadie le hubiera molestado. Samoa limitadísimo, asustado, la superioridad podía ser total, y lo fue casi todo el partido. No dejen de leer. Leali’ifano erró uno más de frente a los palos -¿Miedo escénico? ¿Con esa experiencia?- y todo seguía con la chapa sin moverse. Mucha lluvia y viento.

Se cerró así un buen primer tiempo argentino. Si no fuera por una sucesión de pequeños errores de manejo y un poco de lentitud de los medios por momentos, quizás el desarrollo podría haber sido más favorable, y el marcador también. Hubo buenos 13-3 y había sensación de que podía ser más amplio, quizás en el segundo tiempo.

El arranque de la segunda etapa fue con dominio total Puma. En casi todos los aspectos, 11 o 12 minutos posicionado en campo rival y numerosas ocasiones para marcar aunque el marcador seguía sin moverse. Y chances claras, un maul entrando al ingoal, un furioso ingreso de Boffelli invertido a la salida de un line y todos casi try.

Foto: Prensa UAR

El dominio se extendió hasta pasados los 30’ y a pesar de los cambios, algunos tarde como la pareja de medios, solo se movió el marcador una vez con otro penal de Boffelli. Poca efectividad y algunos nervios más. Muchas opciones, ninguna adentro.

Samoa se dio cuenta. La cuestión estaba 16-3 y a los isleños se le ocurrió animarse en serio (lo habían insinuado un par de veces pero sin ninguna intención seria) y consiguió un descuento por errores de Los Pumas a los 35.

Quedaban tres minutos y Los Pumas fueron a buscar para cerrar el partido. Fue Nicolás Sánchez el encargado, de casi mitad de cancha, el hombre de más de 100 tests, el de nosecuantos puntos, el que puso 3 más para cerrar y tirar la llave del estadio.

Fue feo, un partido feo de esos que jamás nos acordaremos pero que enderezó un rumbo que venía torcido y raro. Ahora a pensar en Chile, después en Japón y lo que sigue.

Había Ojo de Tigre

Había visto bien.

Gracias a Dios se despertaron.

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