“¡Asesinos! Criaron monstruos”, gritaban algunos vecinos de Dolores, detrás de un escudo policial que los separaba de los padres de algunos de los imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa, cuando salían este miércoles del Tribunal. La situación fue realmente tensa, con gritos y golpes de puño.
Las que salían eran los padres de Blas Cinalli, de Mauro y Ciro Pertossi. En el caso de este último rugbier, había hablado minutos antes en la decimotercera audiencia en el juicio que se lleva adelante por el crimen de Báez Sosa, que falleció en la puerta del boliche Le Brique, de Villa Gesell, por los golpes que le asestó un grupo de jóvenes de Zárate, hoy en el banquillo de los acusados.
Los cronistas presentes en el lugar intentaron hablar con los familiares de los imputados para consultarles por qué no hablaban algunos de los testigos y amigos de los imputados, ahora sobreseídos. Sin embargo, fue imposible sostener el diálogo en medio de la violencia. En las próximas jornadas, se darán los alegatos finales y el próximo 31 de enero se conocerá el veredicto.
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