En la tarde del 5 de abril del año pasado, se halló el cuerpo del joven Alejo Julián Bravo en la en la zona de Uriburu y Las Palmeras de la localidad de Pérez. En los días siguientes, su familia realizó movilizaciones pidiendo explicaciones. “Queremos saber quién y por qué mató a mi hijo”, decía su madre, Mirta. Y del crimen no se supo nada más hasta este lunes, cuando en audiencia imputativa en el Centro de Justicia Penal, el fiscal Ademar Bianchini ventiló datos aberrantes: el homicidio había sido encargado por un preso en Piñero y el ejecutor había transmitido la ejecución en vivo con videollamada, para confirmar que estaba llevando adelante el plan.
El acusado como autor de los disparos fue Julián Aguirre, actualmente detenido por integrar en barrio Ludueña la banda que lidera Mauro Gerez y que está vinculada a Los Monos. En la disputa por el territorio para la venta de droga, el grupo criminal sostiene violentos enfrentamientos con la organización rival, liderada por Fran Riquelme y en relación con Esteban Alvarado. En ese marco, la zona oeste de la ciudad se llenó de balaceras y homicidios en el último tiempo.
Cuando sucedieron los hechos, Aguirre estaba todavía en libertad. Ahora, sumó una nueva imputaciòn, al igual que Nicolás Toloza, que fue con quien se comunicó al momento de disparar. Ambos fueron acusados por el homicidio y el juez Héctor Nuñez Cartelle les dictó prisión preventiva.
Según describió Fiscalía, Aguirre hizo una videollamada desde la zona rural de Péreza a Nicolás Toloza, alojado en el pabellón 9 de la Unidad Penitenciaria de Piñero. “Y allí recibió la orden del preso de ejecutar a Alejo Bravo, es decir que le dispare con el arma que portaba en su otra mano. Siendo que Aguirre apunta con el arma a Alejo y le realiza dos disparos en la nuca provocándole la muerte por destrucción cráneo-encefálica por proyectil de arma de fuego”.
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