Si hasta hace un tiempo comprar un auto importado de alta gama, teniendo ahorros en dólares y cambiándolos al tipo de cambio blue, era el “negocio de tu vida” (lo pagabas un 50% de su valor), hoy la posibilidad de encontrar un modelo en stock y de hacer esa operación son prácticamente “nulas“.
La situación la viven desde las marcas más premium como BMW, Volvo y Land Rover (Mercedes Benz y Audi en menor medida porque fabrican en el país); hasta las más masivas, desde las chinas como Chery, Jac y Lifan, hasta las coreanas como Kia y Hyundai. Son todas automotrices que operan en el país pero no tienen fábricas, por lo cual es más difícil analizar su balanza comercial.
La situación no es nueva y ya se arrastra desde hace largos meses, cuando el cepo al dólar empezó a endureserse, pero cada día empeora porque el stock de los concesionarios se achica y la capacidad de reposición no alcanza, con las SIMI (Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones) liberadas a “cuentagotas”.
De esta manera, según fuentes del sector de autos importados, se está operando al 20% del potencial, una proyección que se prolonga por un largo tiempo. “Hoy es un momento crítico, y no vemos soluciones cercanas, sino que el tema se dejará para más adelante. Si bien nos cumplieron con los pedidos, estamos operando muy por debajo del potencial”, reafirmaron.
Los importadores siguen trabajando como en los últimos tiempos. Hay una pauta de importaciones que se va aprobando mes a mes en el sistema SIMI. De acuerdo al período, puede haber alguna demora puntual, pero hasta ahora viene funcionando de manera regular. “Es obvio que no podemos importar lo que podríamos y deberíamos vender, mucho menos debido a las restricciones en materia de acceso a los dólares”, explica otro referente del sector.
Por otro lado, la AFIP implementó una serie de cambios sobre el CEF (Sistema de Capacidad Económica Financiera), la cual determina si la empresa cuenta con los recursos para hacer frente a los pagos por las importaciones, un tema que puede crear complicaciones porque algunos importadores no tenían generado ese certificado y desde este mes el sistema de aprobación de las SIMI empezó a validar de forma aleatoria la capacidad económica financiera a fin de aprobar la solicitud de SIMI.
Esto generó la necesidad, por parte de estos importadores, de verificar su situación en el sistema CEF. En el caso que la misma sea insuficiente, deberán pedir un reproceso de la capacidad informada. De lo contrario, se debe hacer una que es un trámite mediante el cual deben justificarse los motivos por el cual el importador entiende que su clasificación es incorrecta y aportar la documentación que considere necesaria.
Por ahora, la situación no estaría afectando a las marcas y la mayoría sigue a su ritmo más bajo pero con flujo de importaciones, el cumplimiento de los pagos al exterior y una facturación coherente.
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