
El cuerpo de Luis Ariel López apareció bajo los escombros luego de tres días de búsqueda en Superí al 200. Su vivienda se derrumbó el último domingo cuando se encontraba en la zona de la cocina. Según declaraciones de su padre, quien estaba en la casa, llegó a advertirle de la caída de la casa, pero no alcanzó a salir.
López era un amante de los deportes. El hombre de 52 años se dedicaba al alpinismo y a los deportes de río. Su padre, sobreviviente del siniestro, fue directivo del Club Remeros, donde Luis Ariel era socio.

Alumno de la escuela Gabriel Carrasco y de la Técnica N°5, se recibió de maestro mayor de obras al egresar de la segunda institución. Años más tarde, logró el título de arquitecto.
López tenía dos hermanos llamados María Carolina y Cristian, quienes viven en Bélgica y Rosario, respectivamente, no tenía hijos y vivía con su padre en el domicilio de unos 30 años de edad.

Las fotos del alpinismo denotaban su pasión por los deportes al aire libre y el gusto por la montaña. Allí, en las alturas era instructor y acompañaba a sus alumnos en su pasión.
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