Dólar

Dólar Oficial:$892.5 / $892.5
Dólar Blue:$1015 / $1035
Dólar Bolsa:$1009.8 / $1010.9
Dólar Contado con liquidación:$1051.8 / $1052.8
Dólar Mayorista:$870 / $873
Política

Quién es Rafael Gutiérrez, uno de los hombres más poderosos de la provincia desde hace más de dos décadas

Se les podría consultar a los protagonistas de la foto que abre esta nota qué comieron aquel día, en ese almuerzo frugal en un coqueto salón de la ciudad de Santa Fe. Entre otros, junto al presidente de la Corte Suprema, Rafael Gutiérrez, están los senadores Raúl Gramajo y Armando Traferri. Aunque más importante que el menú, lo que vale la pena preguntarse es cuánto se habló ese día de lo que pasa hoy en la política y en la justicia provincial.

Esta semana, por ejemplo, se conoció el fallo de la Corte Suprema santafesina que denegó un pedido del Ministerio Público de la Acusación vinculados a los fueros parlamentarios. Con la excepción del voto en disidencia del doctor Daniel Erbetta, el organismo funcionó otra vez con mayoría automática y bloqueó nuevamente las chances de que Armando Traferri sea indagado por un juez, como antes lo habían hecho sus colegas del Senado.

Para cualquier ciudadano de a pie, las evidencias que surgieron en 2020 en la investigación sobre el juego ilegal, hubieran significado una imputación judicial, pero hasta ahora el senador sanlorencino se valió de un privilegio que no existe en otras partes del país: una Constitución sancionada en 1962 le otorga fueros que funcionan, en los hechos, como una patente de impunidad ante lo que sea.

Por eso ahora los fiscales del MPA irán a la Corte Suprema de la Nación con lo que denomina “recurso de queja”. El máximo organismo de justicia del país deberá determinar si es posible llevar a un senador provincial ante un Tribunal teniendo evidencias de su presunta participación en una red de corrupción que protegía al juego ilegal. O si por el contrario, le permite seguir adelante sin rendir cuentas ante la Justicia, como ha pasado hasta ahora.

Como anticipando esta situación, el presidente de la Corte provincial, Rafael Gutiérrez, ya expresó esta semana que cree que la Corte nacional no debe inmiscuirse en temas santafesinos y por eso en la fundamentación de su voto habló del “juzgamiento de una cuestión de índole eminentemente local como es el alcance de los fueros parlamentarios en la provincia”

Respecto a la conexión judicial y policial de aquella trama, además de la sospecha sobre Traferri, ¿quién más integraba aquella red que salió a la luz cuando Edery y Schiappa Pietra empezaron a investigarse un asesinato en el casino de Rosario cometido por un sicario de Los Monos? Según declaró Leonardo Peiti -capitalista del juego ilegal que admitió su responsabilidad- él aportaba para varios jefes policiales: nombró a Alejandro Torrisi, Daniel Corbelini y José Luis Amaya. Y los fiscales coimeros eran Patricio Serjal y Gustavo Ponce Asahad. 

Amigos son los amigos

Para Gutiérrez, el asunto  de los fueros es un tema estrictamente provincial, pase lo que pase. Casi como en el fútbol, donde se dice que los problemas del equipo se tienen que arreglar adentro del vestuario. Lo que sabe el presidente de la Corte es que aquí, en tierras santafesinas, hay un círculo de poder que cuida sus intereses y supo levantar murallas legales -y no tanto- para protegerlos.

Cabe la pena recordar, por ejemplo, lo que pasó esta misma semana en el ámbito de la Legislatura. Se convocó a una audiencia pública para discutir un Régimen Disciplinario que establece que los fiscales y jueces pueden ser destituidos por los legisladores, algo que no sucede en ninguna otra parte del país. De los 19 senadores departamentales, 18 evitaron el convite.

Quien preside la Comisión de Acuerdos del Senado es otro de los protagonistas de la foto que abre esta nota, Raúl Gramajo, del mismo bloque de Traferri y senador hace 28 años. Hace poco, ofreció a sus pares en la Legislatura darles información reservada de la justicia a la que había accedido de forma irregular, a cambio de que avancen en la destitución de los fiscales que investigaron a su compañero, el senador sanlorencino.

El primo de Mimicha

1981 fue el mejor año de Carlos Alberto Reutemann en la Fórmula 1. Tanto que lideró el campeonato casi todo el año y llegó hasta la última fecha corrida en Estados Unidos con chances de quedarse con el título. Algo que no lograba un argentino desde la gloriosa época de Fangio. Por eso, aquel sábado 17 de octubre, día de la carrera en un insólito trazado que se armó en el estacionamiento del hotel Caesars Palace de Las vegas, millones de argentinos estaban prendidos al televisor: el “Lole” podía ser el campeón.

Para el protagonista de esta nota, aquella historia se veía mucho más cercana, pese a no ser corredor de autos, sino abogado. Es que su prima, Mimicha Bobbio, era la esposa de Reutemann: hablamos de Rafael Gutiérrez, hoy uno de los hombres más poderosos de la provincia de Santa Fe. 

Ese día en Las Vegas, “Lole” quedó atrás del brasilero Piquet y se perdió de ganar el campeonato con Williams. Pero la revancha llegaría una década después, ya lejos de las carreras. En los tiempos de la pizza con champán, Carlos Menem lo invita a meterse en la política y el gringo de Llambi Campbel  se postularía en 1991 para gobernar Santa Fe. Sin recorrido militante, pero con la popularidad de tantos años en la Fórmula 1, llegaba a la Casa Gris. Tendría dos mandatos, alternando con Jorge Obeid, para después seguir en la política como senador nacional, donde estuvo muchos años y casi no se le conoció la voz.

Antes, en su segunda gestión como gobernador, a “Lole” le tocaba renovar integrantes de la Corte Suprema provincial: a uno de los que eligió fue a Rafael Gutiérrez, primo de Mimicha. Al mismo tiempo, postuló a Eduardo Spuler (abogado de Reutemann) y a María Angélica Gastaldi, amiga del entonces gobernador y ex diputada del PJ.

Con el tiempo, aquellos favores tendrían su devolución. Y una justicia provincial que se fue diseñando como un traje a medida, sirvió para que Reutemann llegue hasta el final de sus días sin dar explicaciones por las muertes de diciembre de 2001 y las inundaciones de 2003, ambas con él como gobernador y un rol clave del “primo de Mimicha” en el funcionamiento de la justicia provincial.

Reutemann en su época de corredor junto a su esposa Mimicha, prima de Rafael Gutiérrez.

Las patas del círculo rojo santafesino

Desde su llegada a la Corte, lo que ha mostrado Gutiérrez es una sólida vocación para aceitar relaciones clave con actores de la política y del Poder Judicial, que en 2018 hicieron inclusive que especule con las chances de alejarse de la justicia y presentarse como candidato a gobernador por el peronismo. Finalmente no lo hizo.

La formación académica no es el fuerte de Gutiérrez, pero sí la lectura política de los escenarios. Y en todo este tiempo supo aceitar relaciones con jueces, secretarios y diferentes niveles de la justicia que le van debiendo favores. “Yo ayudo a todo el mundo”, suele decir.

Una voz de peso dentro del Ministerio Público de la Acusación explicó: “Es parte del círculo rojo santafesino y supo tener un rol de paritario que lo hace pesar. El consiguió que el poder Judicial acá gane lo mismo que en el poder judicial nacional, sin tener que discutir paritarias. Eso suma”.

En 2007, cuando los aires de cambio que tuvo en sus comienzos la gestión del socialismo en la provincia iban por la creación del nuevo sistema acusatorio y los cambios al Poder Judicial, fue uno de los que protagonizó la famosa juntada en el restaurante “La Marina”, en Rosario a pocos metros del Monumento. Fue en diciembre de ese año, después de la fiesta de fin de año del Colegio de Magistrados, que se hizo en La Fluvial. Se repartió la letra de la canción “Resistiré” y la terminaron cantaron a capella, en el célebre restaurante español que funciona hace años en la esquina de Rioja y 1ero de Mayo.

En julio de 2021, el diputado Palo Oliver presentó un proyecto de ley modifica la Ley Orgánica del Poder Judicial y establecer una nueva integración de la Corte Suprema, con siete ministros, incorporando el principio de paridad de género y planteando la limitación de las edades del organismo: hay una sola mujer en el máximo tribunal que es María Angélica Gastaldi y cinco varones: además de Gutiérrez, están Roberto Falistocco, Eduardo Spuler, Mario Netri y Daniel Erbetta.

La propuesta de de Oliver llevó las firmas de Gisel Mahmud (PS-Frente Progresista), Agustina Donnet (Igualdad y Participación), Mónica Peralta (GEN-Frente Progresista), Rubén Giustiniani (Igualdad y Participación) y Carlos Del Frade (Frente Social y Popular).

Un Rafael Gutiérrez más joven, al lado de Reutemann. (Gentileza Rosario/12)Su hijo Rafita

“Rafita”, el Gutiérrez chico

Esas mismas relaciones ayudaron a su hijo, Rafael Esteban Gutiérrez, a ser designado con un cargo en planta permanente en el Tribunal de Cuentas provincial, donde anidan varios familiares de los históricos de la política santafesina. Y aquí vale la pena mencionar el rol clave en ese TCP de Oscar Biagioni, eterno vocal y varias veces presidente del organismo, también socio político de Traferri.

“Rafita”, hijo del presidente de la Corte Suprema de Justicia de la provincia, igualmente hoy tiene un pedido de licencia en el Tribunal de Cuentas, desde que fue designado -propuesto para el cargo por el senador Traferri- como Secretario Parlamentario, lugar de importancia para armados en la Legislatura y la circulación de información.

Para entender el rol clave que hoy tiene “Rafita”, puede accederse a la causa del juego ilegal, en la que está nombrado el ahora fallecido Ricardo Paulichenco. Según Leonardo Peiti, que admito haber pagado coimas a coimas a fiscales, policías y políticos para abrir “garitos”, él era uno de los que cobraba, para repartir entre senadores.

En septiembre de 2021, el periodista Hernán Lascano reveló que entre enero de 2015 y febrero de 2016, los jefes policiales Omar Antonio Odriozola y Rafael Ramón Grau habían montado una estructura para cobrar a la provincia por arreglos a vehículos de la policía que no se hacían. Y cuando los fiscales Mariela Jiménez y Ezequiel Hernández empezaron a investigarlos, los uniformados accedieron en forma irregular a datos confidenciales de la investigación, que obtenía Paulichenco desde su cargo en la Legislatura a través de vínculos con Oscar Biagioni.

El 18 de junio de 2016, es el propio Biagioni quien se comunica con el jefe policial desde una línea telefónica a nombre de la Legislatura y le avisa quien había pasado la información que lo complicaba: “El buche fue el tipo que te pasé el dato, el que te dijo Pauli”, en referencia a Paulichenco.  Además, en clave casi mafiosa, el titular del Tribunal de Cuentas le dice al policía: “Hay que responderles con una chanchada superior, tiene que volver el mismo sopapo y que sepan de dónde viene la piña”.

“Pauli” murió en diciembre de 2019 y se llevó muchos de aquellos secretos a la tumba. Hoy quien lo reemplaza en el cargo es el hijo del presidente de la Corte Suprema provincial. El resto de los actores de esta historia tiene el mismo lugar de poder: Rafael Gutiérrez, Armando Traferri y Oscar Biagioni.

Gutiérrez en uno de los actos de asunción de Biagioni en el TCP. El hijo del juez tiene cargo de planta en el Tribunal de Cuentas.

Jaquelina Balangione es la titular del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal y es también la esposa de Rafael Gutiérrez. Uno de los legisladores que votó en el concurso con el que la abogada llegó al cargo, fue consultado por este medio. Y manifestó que le advirtió solidez, más allá de ser la mujer del actual presidente de la Corte.

Gabriel Ganón, ex titular del organismo, refiere que durante la gestión de Balangione hay muchas de las políticas que la provincia había logrado ante organismos internacionales en materia de observación de la política carcelaria que dejaron de hacerse. En estos días, la superpoblación de las celdas en la provincia de Santa Fe y el nivel de corrupción que existe en el Sistema Penitenciario, son foco de debate.

Podría volverse ahora a la escena inicial de aquel almuerzo en un coqueto y tradicional salón del centro santafesino, el Restaurante España. Y además de imaginar los temas de conversación en esa mesa, el lector podría jugar a pensar de qué se habla en una reunión de los Gutiérrez con Rafael, Rafita y Jaquelina, una misma familia en la que anidan varios resortes importantes del poder político y judicial de Santa Fe.

Aunque aquí antes del final, se abre un paréntesis con una línea periodística del estilo de las de Luis Ventura. Es que una voz que conoce los pasillos de la política santafesina a la consultó  Red Boing para esta nota, deslizó como dato que Gutiérrez y Balangione estarían de hecho separados, “aunque ellos lo nieguen”.  ¿Será?

La misma fuente reveló más datos: habló de un departamento en Punta del Este. Y advirtió que una próxima publicación sobre el círculo rojo santafesino debería indagar la relación que existe entre el presidente de la Corte con sus socios políticos. “No es sólo Traferri. Ahí tenés que meter a Baucero, Pirola y el radical Michlig, entre otros. Es un transversal”, mencionó.

Gutiérrez y su esposa Balanngione, durante un acto de asunción de autoridades del Colegio de Magistrados, en abril de 2019.

Comentarios

5