El Banco Mundial dio a conocer un ranking sobre deuda internacional 2022, en el que la Argentina, sin haber tomado deuda en los mercados internacionales desde 2019, figura entre los 10 principales países deudores del mundo emergente. Roy Hora, historiador y especialista en economía que escribió el libro Historia económica de la Argentina en el siglo XIX dialogó en Antes de Todo con Gabriel Pennise y explicó: “Lo primero que hay que decir es que eso tiene sentido si se mira la deuda de corto plazo, porque la deuda argentina, en relación a lo que nosotros producimos, no es tan grande”.
“El problema es lo que hay que servir en el corto plazo y eso termina siendo una especie de amenaza permanente sobre la sustentabilidad de las cuentas fiscales y del funcionamiento macroeconómico”, continuó.
En este marco, Hora detalló que “hay países con deudas más grandes, que son 3, 4 y hasta 5 veces su PBI”. Y señaló: “Argentina tiene una deuda que es una vez su PBI, pero el problema es que hay una historia larga desde la época de la dictadura en la que el país tuvo mala relación con el mercado de capitales”. “Si uno se corre para atrás, Argentina era un país pobre en el siglo XIX y para armarse debió tomar deuda. Pero en la medida en la que el dinero tomado fue invertido en rendimientos productivos, que permitieron acrecentar la economía y las exportaciones, eso no fue una punción como la que conocemos hace medio siglo”, destacó el historiador.
Por su parte, remarcó que “el problema de Argentina es que tiene un estado demasiado grande para financiar” y “pocas exportaciones para asistir a sus compromisos externos”. Además puso el foco en el problema irresoluble para el Gobierno Nacional, así como lo fue para los anteriores: la inflación.
“Por ella, Argentina no tiene un mercado de capitales internos. Eso hace que nos debamos financiar afuera. Siempre estamos saliendo de un problema para entrar en otro”, dijo. Y concluyó: “Es uno de los pocos países que hoy tiene inflación. En los 60’ era algo común, pero hoy son pocos los que no han logrado dominar a este cáncer que se come los ahorros, la inversión de capital y que por sobretodo, no permite planificar. Lo que más preocupa es que le impide a los pobres crearse un horizonte de futuro, los deja en el eterno presente del consumo”.
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