Hace algunos días, la madre de un niño de 8 años, denunció en Córdoba que su hijo había padecido un caso de acoso escolar: los compañeros le habían puesto un alacrán en el cuello que terminó picándole: “Un compañerito le puso un objeto en la espalda y ahí sintió la picadura. Él no pudo reaccionar, se quedó paralizado y a los pocos minutos empezó a vomitar y descomponerse”, relató la mamá de la víctima a Cadena 3.
Arístides Álvarez, titular de la ONG “Si nos reímos, nos reímos todos”, habló con Redboing.com y se refirió al hecho: “Estamos esperando que se confirme si fue un caso de bullying, por el momento tenemos la versión de la madre, que un compañerito de su hijo lo venía hostigando y que le habría colocado el alacrán al nene. Hoy la mamá iba a hablar con la directora del colegio, aunque sabemos que en la semana la docente le había dicho que el nene había traído ya el alacrán desde su casa, que no hiciera escándalo. Es un hecho lamentable, estamos hablando de un nene de 8 años, que ya venía siendo hostigado, creemos que sería un caso de bullying”.
Álvarez mostró preocupación por la vuelta a la presencialidad, debido a que los casos de bullying continúan: “Volvieron a suceder situaciones de acoso, maltrato, bullying. Algunos colegios reaccionan y otros no, es siempre lo mismo. Tiene que pasar algo grave como esto para que se tome dimensión. Hace poco también un juez en La Plata multó a un colegio con 500 mil pesos, para resarcir a la familia”.
El educador hizo hincapié en la situación de Rosario respecto a esta problemática: “Recibimos muchas consultas en Rosario por parte de las familias de quienes padecen bullying. Instituciones prestigiosas consultan y después no hacen nada. Estamos volviendo a repetir problemas que había antes de la pandemia. Al no haber presencialidad hubo cyberbullying y ahora en la vuelta de la presencialidad los casos se multiplicaron”.
En el final de la entrevista, Arístides Álvarez resaltó la importancia de que los medios aborden e informen sobre este tipo de situaciones y lo fundamental que puede resultar que los docentes sepan abarcarlas y la dificultad de concientizar a los padres: “Cuando hacemos una intervención en una escuela hablamos con los docentes primero con quienes hacemos talleres de formación, después con los chicos y finalmente con las familias, que es la parte a la que más cuesta llegar. No se involucran, van cuando hay un hecho grave o a buscar las libretas. El sábado tuvimos un taller en General Lagos y tristemente fueron dos padres de alumnos sobre 800. Íbamos a hablar del uso de las redes sociales, de Grooming, y no van. Abordar el tema solamente con alumnos o docentes, no sirve, porque los adultos somos responsables”.
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