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Todo Show

Seis estrenos el jueves de la primavera en Rosario

Almódovar con su corto western-mega-gay, “No me rompan”, “Finde”, “Blue jean”, una de los Indestructibles más con Stallone y compañía, más la animada “Vampiro al rescate”. Muy variada la oferta nueva en los cines rosarinos, y aquí una selección de reseñas para elegir que ir a ver al cine. Porque el cine se ve en el cine.

 

“Finde”

 

Coqueteando con cierto subgénero cinematográfico, Haneke y lo mejor de la nueva comedia americana, Finde (2021) logra momentos únicos, incómodos, diferentes, que potencian sus premisas con una impronta local.

Agos y Santi (Pichot, Lucero) son una pareja que intentan lidiar con las vicisitudes que la vida en pareja les depara en su pequeño monoambiente. Al poco espacio, que imposibilita una intimidad personal, relaciones laborales sanas, y una organización de las tareas rendidora, se le suma la mirada crítica de uno sobre el otro acerca de aquello que “supuestamente” debería o debe hacer. Pero mientras lidian con pedidos fallidos de delivery, llantos inesperados en medio de zooms de trabajo y el llanto continuo del hijo de la vecina, la sorpresa de un fin de semana en el campo, como válvula de escape momentánea para esa vida gris y monótona, abre un horizonte de expectativas impensadas por ambos.

Pero como siempre pasa, lo barato sale caro, y al llegar a la estancia en donde supuestamente vivirían días de disfrute, se toparán con el matrimonio dueño del lugar, Emi y Lore (Leonardo Sbaraglia y Paula Grinzpan), quienes serán los anfitriones de un fin de semana bastante particular, en donde la amenaza constante que padecerán Agos y Santi, será solo una parte de la sólida receta que propone Finde, con mucho más cine que varias películas estrenadas en los últimos tiempos, para entretener con desparpajo e incorrección política.

Enmarcada dentro de un género que combina terror y comedia, el guion transita el relato sin prurito alguno, y en la libertad para trabajar las escenas, muchas de ellas de antología, el tono y las atmósferas generados posibilitan un seguimiento que revela empatía inmediata con los protagonistas y las complicadas situaciones que viven.

No es novedad que Malena Pichot es una de las mejores comediantes del país, ofreciendo en cada una de las cápsulas que genera para sus redes sociales, entre las miles actividades que realiza, pequeños retazos de humor a partir de situaciones cotidianas o creaciones impulsadas desde su imaginación, pero en Finde, de la mano de Lucero (otro gran referente del humor local) potencia todas sus manías e histrionismo al punto de revalidar su título de reina de la comedia.

Dentro del desparpajo de la propuesta, que invita a una sucesión de situaciones incómodas para los protagonistas, pero también para los espectadores, Sbaraglia se anima a una interpretación desbordada, potente, juega con el personaje y lo lleva hasta límites inimaginados, escatológicos, violentos, sexualmente aberrantes, al igual que Grinzpan, que revela en una doble composición única, su oficio y pasión.

Garay Santaló dirige con solvencia y pericia, pero también con vuelo y originalidad, esta propuesta que trasciende su presentación de evento (se pudo ver en la web de Futurock durante sólo un fin de semana) y exige una proyección en sala para sufrir con los personajes, en una sala oscura, a puro grito pero también carcajada, como corresponde.

Rolando Gallego.

En El Cairo.

 

 

“Extraña forma de vida” 

 

¿Por qué un western y por qué en formato de corto? Porque puede. Así lo dio a entender Almodóvar, quien admitió que el éxito conseguido en lo que va de su carrera le permite hoy hacer lo que siente y de la manera que quiere. En este caso, con el auspicio de Saint Laurent by Anthony Vaccarello (porque será una historia de cowboys transpirados en un ambiente polvoriento pero nunca hay que perder el estilo), realizó Extraña forma de vida, una mixtura entre la iconografía del género (los exteriores fueron en Almería), las referencias clásicas (Kirk Douglas y Burt Lancaster para los personajes protagónicos, citas específicas y “espirituales” a John Ford, Anthony Mann, Sergio Leone, Nicholas Ray y Sam Peckinpah), pero -claro- subvirtiendo luego toda esa tradición.

Por supuesto, hay en Extraña forma de vida duelos a los tiros y a las piñas, hombres galopando a caballo, un sheriff que debe hacer cumplir la ley, pero también una intensa historia de amor gay, una zona donde abunda la impronta entre telenovelesca y teatral y -en una escena notable por sus implicancias- dos hombres que hacen juntos la cama luego de haber tenido la noche anterior un encuentro pasional.

Quien llega a Bitter Creek es Silva (Pedro Pascal) y quien maneja el lugar es Jake (Ethan Hawke), el alguacil del pueblo. Pronto nos enteraremos de que 25 años atrás mantuvieron en México una relación amorosa que duró un par de semanas (habrá un flashbacks con José Condessa y Jason Fernández interpretándolos de jóvenes en una escena exagerada hasta el ridículo) y el reencuentro es con una cena llena de miradas insinuantes que llevarán a una noche de lujuria que Almodóvar maneja sin excesos, escamoteando más de lo que decide mostrar.

Quien llega a Bitter Creek es Silva (Pedro Pascal) y quien maneja el lugar es Jake (Ethan Hawke), el alguacil del pueblo. Pronto nos enteraremos de que 25 años atrás mantuvieron en México una relación amorosa que duró un par de semanas (habrá un flashbacks con José Condessa y Jason Fernández interpretándolos de jóvenes en una escena exagerada hasta el ridículo) y el reencuentro es con una cena llena de miradas insinuantes que llevarán a una noche de lujuria que Almodóvar maneja sin excesos, escamoteando más de lo que decide mostrar.

Almodóvar apuesta por momentos a la abstracción, a los gestos, a mínimos detalles para narrar una historia de amor allí donde siempre estuvo disimulada, reprimida, negada o prohibida (ese lejano Oeste tan duro y machista). Es una reivindicación de la sensualidad, del placer y de la lealtad más allá de los contratiempos y avatares de la vida con los siempre valiosos aportes de sus habituales colaboradores, como el fotógrafo José Luis Alcaine o Alberto Iglesias con sus orquestaciones épicas. Un Almodóvar en estado puro en el contexto menos pensado. Diego Batlle.

En el Hoyts y en el Showcase

 

 

“Vampiro al rescate”

 

El eternamente joven y siempre elegante Vladimir el vampiro inmortal, no ha podido encontrar una novia durante trescientos años. Ha intimidado, secuestrado y convertido a varias princesas en ranas, pero eso no ha facilitado el cortejo para el príncipe de las tinieblas. Mientras tanto, todo lo que la bella doncella Bárbara la Valiente hace es luchar contra los posibles pretendientes en la arena, pretendientes que solo codician su dote. Pero el Rey Lenteja descubrió cómo llegar a Barbara y es también el punto débil de Vladimir. Aunque olvidó tener una cosa en cuenta: a pesar de que tiene la vida y el corazón de Vladimir en sus manos, todavía hay espacio en su corazón para que el amor cobre vida…

 

 

“Los indestructibles 4”

 

Cuando salí de ver Los indestructibles 4 hace ya casi una semana no estaba particularmente entusiasmado, pero con el correr de los días la sensación pasó de “más de lo mismo” a un cada vez más contundente “menos de lo mismo”. Me explico: la primera entrega de la saga (2010) estaba realmente bien y tenía un elenco de glorias del cine de acción de los ’80 y los ’90 como Sylvester Stallone (también director), Jason Statham, Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger, Dolph Lundgren, Jet Li, Eric Roberts, Mickey Rourke y Randy Couture; la segunda (2012), rodada por Simon West, mantuvo cierta dignidad y a buena parte del reparto, pero ya la tercera película (2014), a cargo de Patrick Hughes, cayó muchísimo en su nivel.

Esta cuarta parte no es tan floja como la inmediatamente anterior, pero en algún sentido es bastante parecido a una estafa, ya que han desaparecido Schwarzenegger, Willis, Jet Li, Wesley Snipes, Harrison Ford, Mel Gibson, Antonio Banderas, Liam Hemsworth, Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme e incluso Stallone no está más que unos 10 minutos en pantalla, por lo que en verdad queda como un vehículo para el (no demasiado) lucimiento del “joven” (56 años) Statham, acompañado por algún que otro sobreviviente como el Gunner Jensen de Lundgren o el Toll Road de Couture, e incorporaciones como las de 50 Cent, Megan Fox y varias figuras asiáticas.

Tras un prólogo a pura acción ambientado en Libia, nos reencontramos (en un bar/tugurio, claro) con Barney (Stallone) y Christmas (Statham) que terminarán a las piñas contra unos toscos habitués. Y luego habrá una misión, un barco carguero como locación principal, un MacGuffin (un detonador de armas nucleares), un despiadado villano como el Rahmat del indonesio Iko Uwais y tensiones crecientes entre Christmas y el veterano Marsh (Andy Garcia).

Hay un par de simpáticos chistes sobre el paso impiadoso de los años (el francotirador Gunner apela a los anteojos) y hasta la admisión de ciertas debilidades (Christmas sufre ataques de pánico), pero en buena parte de su poco más de hora y media de metraje la narración avanza sin grandes destellos, con el piloto automático siempre puesto y set pieces no demasiado inspiradas ni espectaculares con un uso bastante elemental de las CGI (imágenes generadas por computadora). Uno podría apelar al lugar común del “se deja ver”, pero también al de “se puede dejar de ver” porque se trata de un entretenimiento demasiado básico, efímero y previsible.

Diego Batlle.

En todos los complejos.

 

 

“Blue jean”

 

La historia de Blue Jean está ambientada en la ultraconservadora y homofóbica Inglaterra de Margaret Thatcher en 1988, cuando se instauró la denominada Section 28, una enmienda gubernamental que afirmaba que no se podía aceptar como normal ni mucho menos promocionar la homosexualidad en ninguna escuela subvencionada. Cabe acotar que esa prohibición recién fue revocada en… ¡2003!

En ese contexto, nos encontramos con Jean (la notable Rosy McEwen, con un look a la Rosamund Pike), profesora de educación física en un colegio secundario. Tras un fallido matrimonio heterosexual, ella está en pareja con Viv (Kerrie Hayes) y juntas participan de la escena lésbica (bares, música, fiestas) en una ciudad del nordeste británico. La protagonista sostiene en principio sin grandes contradicciones esa dicotomía entre su vida personal y la laboral, pero cuando irrumpe la figura de Lois (Lucy Halliday), una de sus alumnas, todas sus certezas entran en crisis dando lugar a una acumulación de dudas, deseos, cuestionamientos y culpa.

El resultado es una film algo triste y decididamente bello (rodado en 16mm con una estética muy ochentosa) que aborda la problemática queer en tiempos represivos, pero concentrándose en cuestiones muy íntimas, sin caer en la bajada de línea panfletaria ni en el subrayado psicologista.

Si perdió en algunas categorías de los distintos premios británicos fue porque justo en 2022 se estrenó también otra extraordinaria ópera prima como Aftersun, de Charlotte Wells, pero sin dudas Blue Jean constituye uno de los debuts más singulares y prometedores de los últimos tiempos.

Diego Batlle.

En los Cines del Centro.

 

 

“No me rompan”

 

Cuando hace cinco años Jazmín Rodriguez Duca concibió la historia original de No me rompan seguramente no imaginó que al momento de su estreno las desventuras del personaje de Carla Peterson encontraría tantos correlatos con una actualidad dominada por el caso de Aníbal Lotocki y Silvina Luna.

Peterson interpreta a Ángela Trigal, una popular actriz que es abandonada por Fercho (Esteban Lamothe), un también astro de la TV que ha formado pareja con una mujer bastante más joven que además está embarazada (Ángela se entera de todo esto en vivo durante un talk show de chimentos que conduce Fanny, una periodista carroñera interpretada por Cecilia Dopazo).

Fuera del glamour de los sets de televisión, Vera Lombardi (Julieta Díaz) sufre otro tipo de estrés: el de una madre todoterreno que no encuentra tiempo para desarrollar su emprendimiento de cremas naturales por la desidia e inmadurez de su marido.

Ángela y Vera, dos personajes que ven cómo los 50 se acercan y ponen en crisis sus certezas, coincidirán en un delirante taller para el manejo de la ira que coordina Cecilia (Marcela Guerty) y en el que participan también Natalia (Celina Font), Emilce (Brenda Kreizerman) y Teresa (la propia Jazmín Rodríguez Duca). Los primeros encuentros entre las protagonistas no son precisamente virtuosos, pero en esta comedia de enredos habrá espacio para la empatía, la solidaridad, la sororidad y la venganza.

Y el objeto de la venganza será Edgardo Sanchez Leven (el peruano Salvador del Solar), un cirujano plástico tan seductor como manipulador que le dice a Ángela “no sos vieja, pero estás a punto de serlo” y la convence de ser la cara de un tratamiento de rejuvenecimiento que, claro, sale mal y la deja con una figura monstruosa.

Todos los personajes masculinos (hasta el director de telenovelas que interpreta Fito Páez) son, por exceso o por defecto, por acción u omisión, por abuso o por desgano, representantes de las distintas formas del patriarcado (esa mixtura de prejuicios y privilegios) y será la unión de las mujeres las que harán la fuerza para combatirlas en una comedia no demasiado sutil, que no siempre consigue la fluidez buscada, pero que tiene enjundia y capacidad de provocación (y confrontación) con una directora como Azul Lombardía (Dóberman) y un elenco que no le tienen miedo al ridículo, a un humor por momentos incluso guarro, y lo celebran entre sonrisas, abrazos y bailes.

Diego Batlle.

En todos los cines.

 

 

 

 

 

 

Fuente: Otros Cines, Escribiendo Cine.

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