El Borussia Dormund es uno de los dos clubes más grandes de Alemania, ganador de la Champions League en el año 97, y dueño una de las estrellas más importantes del fútbol mundial, el noruego Erling Haaland, pretendido por el Real Madrid. El martes por la Copa de Alemania, enfrentaba al humilde Sankt Pauli, un club desconocido para muchos, porque no logró grandes títulos, ni tuvo demasiadas proezas desde el punto de vista futbolístico. Actualmente, atraviesa un gran presente: lidera la Segunda división de Alemania, y ayer consiguió nada menos que la hazaña de vencer al poderoso Dormund del mencionado astro, del histórico defensor de la Selección alemana Mats Hummels y del delantero Marco Reus, entre otros. Fue por 2 a 1 y así consiguió el pasaje a los cuartos de final de la competición. Hasta eliminar al Dormund, su mayor logro había sido ganarle al Bayern Munich en 2002, que venía de consagrarse en la Intercontinental.
Sin embargo, el atractivo del Sankt Pauli va más allá de lo futbolístico: el club fundado en 1910 que tiene los colores marrón(vinculado al uniforme de los trabajadores portuarios), blanco y rojo en su escudo y camiseta , eterno rival del Hamburgo y del Hansa Rostock ( ambos identificados con la ultra derecha) y que tuvo su último paso en la Bundesliga durante la temporada 2010-2011, es conocido mundialmente por su ideología, luchas sociales y políticas. De identidad anti-fascista, “gay friendly”,adoradores del “Che” y cercanos al rock y el punk, son algunas de las características de la gran cantidad de público que acude a su estadio, que tiene una capacidad de 29.500 personas.
Su cercanía con el Mar del Norte terminó dándoles el mote de “Piratas” y el reconocido dibujo que figura en muchas banderas y remeras de los aficionados de la calavera con dos huesos cruzados. “Somos más que un club, somos un modo de vida”, dice uno de sus fans en Copa 90, un programa de orígen inglés que se trasladó a la zona de Hamburgo para conocer el clásico entre el Hamburgo S.V. y el humilde y progresista, St Pauli.
Este club fue el primero en el mundo en tener un presidente militante de la causa LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero), entre los años 2002 y 2010. Dentro del Millenrtor-Stadion puede verse un mural de dos hombres besándose con la frase: “Lo único que importa es el amor”. En la actual versión escudo y en la cinta de su capitán, James Lawrence, los colores de la comunidad, rojo, naranja, verde, azul y violeta son los elegidos. Desde la dirigencia del club también se encargan de controlar que las publicidades en la cancha o en su camiseta no se contrapongan con la ideología del club. En el año 2002, mostraron su activismo en la lucha feminista, cuando decidieron retirar a la revista Maxim como patrocinante.
En sus estatutos figuran posturas antirracistas y antihomofóbicas y hasta están prohibidos los cánticos con ese tenor. “No hay fútbol para los facistas”, expresa uno de los principales murales en el estadio. En el aniversario de la liberación de los judíos que estuvieron secuestrados en Auschwitz (27 de enero), los aficionados realizan marchas y manifestaciones, con las habituales banderas que tienen esvásticas tachadas o puños golpeándolas.
Entre otros pronunciamientos que han realizado sobre causas sociales, se destaca el apoyo a los refugiados que llegan a Alemania en condiciones infrahumanas, escapando de la miseria de sus tierras, principalmente provenientes de África. “Bienvenidos refugiados” enuncia otro de los pasacalles en su estadio. Al realizarse una de las cumbres del G-20 en Hamburgo, también sus simpatizantes llevaron a cabo numerosas marchas repudiando diferentes cuestiones vinculadas a los países integrantes. Uno de los hitos de la historia del club es haber organizado a la par del mundial 2006 una especie de “contramundial”, del cual participaban selecciones no reconocidas por FIFA en ese momento (Groenlandia, Gibraltar, Chipre, etc). La competencia se denominó “FIFI Wild (salvaje) Cup”.
Un importante punto de quiebre que marcó la historia de la institución fue en 1980, cuando se trasladó a la región muelle San Pauli, epicentro de la vida nocturna de Hamburgo y una de las principales zonas rojas de Europa. Así creció una nueva afición incentivada por el barrio con punks, comunistas, anarquistas y socialistas entre otros. Aquellos que luchaban contra un sistema que los había dejado al margen, los desamparados.
Lo que más acerca a este club teutón con la Argentina es el “Che” Guevara, personalidad que también aparece entre las banderas de los hinchas. La historia cuenta que a partir de una gira que realizó el equipo por centroamérica en el año 2005 y que incluyó entrenamientos en Cuba, llevó a los futbolistas a inspirarse en el “Che”. Desde ese momento su imágen comenzó a formar parte del color de las tribunas.
En muchas partes del mundo Sankt Pauli cosecha fans: España, Grecia, México, Brasil y Argentina, tienen distintas filiales, y en Rosario hay una de ellas. Un grupo de seguidores porteños fundaron “Piratas del sur” y desde Rosario,en 2017 se unieron con “Piratas del Sur:Puerto Rosario”, reuniéndose, compartiendo información debatiendo ideas y realizando ferias en las que vendían indumentaria, stickers, para solventarse.
Pepe Acosta uno de los fundadores del movimiento en Rosario le contó a Redboing sobre esa iniciativa: “Éramos todos del palo del punk y nos acercamos a la filial Piratas del Sur de Buenos Aires. Muchos chicos y chicas querían tener algo parecido acá. Viajé al G-20 a Hamburgo en 2017 y pude ver como era la movida del club en un evento así y fue impresionante. Desde ahí nos empezamos a juntar y estuvo bueno poder visibilizar varias cuestiones en clubes argentinos, en cuestiones de discriminación. Hubo reuniones muy fructíferas y ahí formamos el Rosario St Pauli: Puerto Rosario”.
“Para mí la impronta del fútbol argentino es muy distinta a la de allá, acá se ha perdido mucho la identidad de los clubes, sus orígenes, de dónde vienen. A partir de la filial generamos varias movidas: respecto a la tolerancia, el racismo, que también se dio en varios clubes argentinos. En la pandemia se paró un poco todo, seguimos teniendo relación entre todos, nos reunimos en la biblioteca “Solidaridad Social” de Paraguay al 2500. La idea es continuar con esto a partir de este año, tratando de evadir un poco la moda que generaron los símbolos del club. Sino generar algo más sustancioso, algo que haga una mella más profunda en la gente”, explicó Pepe sobre cómo buscarán continuar con St Pauli, Puerto Rosario.
El rock no podía quedar afuera de este club revolucionario, es por eso que bandas como Ska-p (España), Bad Religion (Estados Unidos), Panteón Rococó (México) o Cadena Perpetua (Argentina), han realizado distintos tipos de homenajes al club o han utilizado su indumentaria en los shows. En los partidos de local el equipo ingresa al campo de juego Hell Bells de AC/DC, y ante cada cada gol conseguido suena Song 2 de Blur. La banda “Le Fly” compuso We Love St. Pauli, practicamente un himno oficial para sus simpatizantes. Hasta los punks rosarinos de Zona 84 le hicieron una canción llamada “Parte de mi” (St. Pauli).
Hells Bells, AC⚡DC. Así es como empiezan todos los partidos del St. Pauli. pic.twitter.com/aOOFyRsLEn
— The Goblin King (@PabloPGar) July 31, 2016
Más allá del buen momento futbolístico, el St. Pauli mantiene sus proyectos sociales, fomentando el deporte, ayudando a los niños de las familias de bajos recursos, brindando apoyo a los refugiados que llegan a la ciudad, e incluso a nivel mundial como por ejemplo con el proyecto “Viva con agua”, instalando agua potable en aldeas del mundo. Un club distinto, con un romanticismo, una ideología y una filosofía que se contrapone al vértigo, mercantilización y exitismo que impone el fútbol en todas partes del mundo.
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