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Opinión

La lucha docente, un dolor de cabeza para las gestiones provinciales

Los docentes públicos provinciales decidieron en asamblea y tras una elección reñida no aceptar el incremento salarial ofrecido por el gobierno, y convocaron a dos paros de 72 horas para esta semana y la próxima. Un reclamo que fue en escalada y que tendrá momentos de tensión en los próximos días. La arista político-electoral juega su partido y el quite de colaboración como herramienta única de negociación.

Los once días de paro en agosto fueron muchos. En diálogo con distintos dirigentes nos anticipaban que iban a ir a fondo para poder adelantar la revisión de la paritaria provincial. Sin embargo, realizar tantos días de medidas de fuerza en un mismo mes no puede ser una herramienta válida con el simple objetivo de abrir la mesa de diálogo 15 días antes de lo establecido. Con una fecha puesta para los primeros días de septiembre, no fue proporcionado semejante acción de lucha y eso fue lo que hizo reaccionar al gobierno.

La paritaria firmada en el mes de marzo fue con la condición de que si la inflación se disparaba se iba a adelantar la negociación pactada para el mes de septiembre. La corrida de incrementos de precios fue brutal -las consultoras privadas calculan llegar al 100 por ciento este 2022- y parece no desacelerarse. Omar Perotti no quiso dar el brazo a torcer y dispuso que continúe en la fecha pactada la negociación, debido a que quedaban pocos días para eso y que lo presupuestado no podía alterarse porque significaría quitarle a otra área del Estado si se le otorgaba un incremento a los maestros de manera anticipada.

La respuesta de los maestros se dio en medio de elecciones en SADOP,  los docentes privados, y desde el gobierno responsabilizaron a esa contienda como el motivo de la radicalización en la lucha de ese sector. El gremio de Amsafé tiene una interna fuerte entre la conducción provincial y la delegación de Rosario, lo cual incrementó aún mas la bronca entre los dirigentes y los paritarios de la gestión. Adriana Cantero, ministra de Educación, y Juan Manuel Pusineri, ministro de Trabajo, fueron los voceros para poner los puntos sobre las íes en todo este tiempo.

El ministro de Trabajo Juan Manuel Pusineri confirmó los descuentos para los docentes públicos.

Pero, insisto, la escalada en el conflicto de ninguna manera puede justificar que los chicos estén 11 de 22 días hábiles de agosto fuera del aula. Sobre todo cuando la negociación estaba establecida para tan solo unos días más adelante. Al margen de esta consideración, los funcionarios también son responsables por no haber encontrado el camino del diálogo. Los paros no sólo fueron docentes, se sumaron médicos y administrativos a un reclamo salarial conjunto, y debieron dar respuestas públicas sobre el porqué de las diferencias tan profundas con todos los gremios estatales de la provincia, pero aún no llegaron.

Hay un eje que no se puede soslayar, y es que en la actividad privada no se ve este volumen de paros a la hora de negociar los salarios. Hay tensiones puntuales en distintos gremios, pero no es la habitualidad escuchar que todos los años se realizan paros en las empresas. Sólo es paralelizable con la situación de los bancarios, tal vez, pero no hay un espejo similar en los trabajadores en relación de dependencia.

El paro es una herramienta válida ante el reclamo de mejoras salariales, pero no puede ser la única alternativa ante el fracaso del diálogo y la negociación en una primera instancia. La provincia hace 13 años que no arranca sus clases cuando se debe producto de las truncas charlas en la previa del inicio del ciclo lectivo con los docentes. Y no fue sólo contra Perotti, rival de turno para los gremios docentes, sino también contra tres administraciones socialistas.

Inclusive, durante el gobierno de Miguel Lifschitz, en 2018, se aplicó la cláusula gatillo, y los docentes hicieron varios paros igual durante el año por una puja contra el gobierno de Mauricio Macri, quien no cerraba la paritaria nacional. Además, en 2019 no arrancó el ciclo lectivo y hubo más paros porque la propuesta salarial no satisfizo a los maestros, a pesar de haber contado con una actualización automática durante todo el año anterior.

La voluntad del paro está a flor de piel, casi forma parte del ADN identitario de una dirigencia gremial que busca lo mejor para sus trabajadores, no lo dudamos, pero que en el medio de la puja con la política provincial, de los distintos colores, quedan los niños y niñas de toda la bota santafesina, los padres que hacen malabares para contener a sus chicos en algún lado mientras trabajan, y, como consecuencia, la pérdida de la calidad en la enseñanza. Venimos transitando un modelo educativo nuevo para una generación que sufrió la pandemia, la adaptación a las nuevas tecnologías y ahora no pueden hacer pie en la continuidad dentro del aula.

A este contexto, se suma que en la semana tanto SADOP, como ATE y UPCN aceptaron -a regañadientes, es cierto- la propuesta del gobierno, y dejaron sólos a los docentes estatales. La presión extra que se genera porque los demás sindicatos de empleados públicos hayan dado el visto bueno, le dio vía libre a la gestión para ejecutar el descuento de los días, amenaza que estuvo arriba de la mesa paritaria desde su reapertura a principios de mes. El descuento se hará efectivo en los próximos recibos de sueldo y va a ser un detonante en la relación con los maestros públicos.

UPCN y ATE aceptaron la propuesta del gobierno.

Todos tienen una cuota de responsabilidad y deben dejar el show de lado para, de una vez por todas, imaginar entre todos una educación mejor. Que los docentes no ganan lo que merecen, ya lo sabemos. Alguna vez, alguien, va a tener que pensar en una reforma integral de los gastos y las inversiones en el Estado para que se pueda pensar en un pago digno para quienes están a cargo de la enseñanza de nuestras nuevas generaciones. La lucha educa, repiten algunos representantes de los maestros, y es cierto. Pero no puede ser sólo la lucha por los derechos lo que justifique 11 días de paros en agosto, y ya otros 6 confirmados para septiembre.

La brecha con la educación privada, con las escuelas pagas, se sigue ampliando. Y si pensamos en la igualdad de derechos de nuestros niños y adolescentes, no podemos obviar esta situación. Sólo en 2022, un chico que va a una de las escuelas caras, que no sufren paros, va a tener alrededor de 30 días más de clases, seis semanas, un mes y medio. Y sin sufrir las interrupciones, que en sí mismas también impactan en el proceso de aprendizaje. Eso también es desigualdad e injusticia.

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