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Opinión

Trapitos al sol: reunión a cielo abierto de CFK y Alberto, cambios en el gabinete y chispas peligrosas

Después de 3 meses Alberto y Cristina se vieron las caras. Tras los rumores de ruptura definitiva, de renuncias masivas y de quite de colaboración de distintos funcionarios, primó el “que se doble pero que no se rompa” y definieron cambios importantes en el gabinete. Agustín Rossi y Daniel Scioli, dos históricos del movimiento kirchnerista, vuelven a tener protagonismo en la Casa Rosada y buscan darle vuelo político al gobierno central.

La llegada de Rossi a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) estaba al caer. El Chivo era hasta hoy un ministro sin cargo, casi un ladero de Alberto Fernández a la hora de la toma de decisiones. Hasta se rumoreó que sea el reemplazante de Manzur ante una posible salida del tucumano, y también su nombre dio vueltas en la cabeza del presidente si Wado de Pedro dejaba el Ministerio del Interior. Su arribo se da ante la salida de Cristina Caamaño, que desde febrero pedía poder correrse de ese cargo, en el cual estuvo denunciada, aunque sobreseída por la jueza Servini, por filtración de datos sensibles y de nombres de agentes del organismo.

Por otro lado, la decisión de echar a Matías Kulfas es carne para las fieras. Con la necesidad de volver a construir consenso con CFK, Alberto tomó la decisión de correr a uno de sus alfiles más fieles en el gabinete. Cristina denunció que Kulfas daba “offs a periodistas y funcionarios” con información para perjudicarla, y hasta delizó algunos ilícitos cometidos por el ahora ex funcionario. El presidente no dudó en correrlo y poner en su lugar a un viejo conocido, ahora repatriado desde Brasil, Daniel Scioli en su lugar.

Alberto lo echó a Kulfas por la “filtración de información”.

 

Las internas en el Frente de Todos están que arden. La reunión a cielo abierto entre Alberto y su vicepresidenta no hace más que marcar las disputas que se vienen dando por el poder en el gobierno nacional. Las diferencias de criterio a la hora de aplicar políticas económicas –con Guzmán como el chivo expiatorio pero con los dardos dirigidos al presidente-, con La Cámpora votando en contra del acuerdo con el FMI al que llegó el propio gobierno, y con los voceros deslizando públicamente la no comunicación entre los dos primeros mandatarios, no hizo más que sacar los trapitos al sol y desvelar las profundas disputas que existían.

Durante la pelea con tinte matrimonial televisada, Cristina le dijo a Alberto que él tiene la lapicera y largó una frase que quedará para la historia: “Yo te pido que la uses”. Más allá de que es un meme en sí mismo, la vicepresidenta le dijo delante de todas las cámaras, con el país mirando, que ejerza su poder contra los lobbys empresariales y financieros que hacen negocios a costa de las reservas de dólares del Estado argentino.

 

Tal vez, la salida de Kulfas no alcanza para calmarla a Cristina y a toda su gente. La cabeza de Guzmán tiene precio hace rato en esta rencilla del gobierno, aunque parece ser el tesoro más preciado que quiere conservar Alberto. Por ahora lo sostiene y avala su función al frente de la cartera de Economía, ya que los niveles de crecimiento, empleo y producción son mejores que pre pandemia y creen que el derrame hacia los trabajadores llegará con el cierre de buenas paritarias y el desaceleramiento de la inflación que creen que se dará después de este primer semestre catastróficos en cuanto al control de precios.

Scioli asumirá el Ministerio de Producción en lugar de Kulfas.

La respuesta de los albertistas no demoró en llegar, y las acusaciones por corrupción siguen siendo cruzadas. “Los que no usan la lapicera son los funcionarios de Cristina”, dijeron por lo bajo, dando a entender que el pliego del gasoducto Néstor Kirchner fue armado a medida de Techint. Hasta se filtró una captura de whatsapp en donde se lo involucra a un funcionario ladero de la vicepresidenta a cargo del ENARSA, empresa estatal que emitió la licitación, de haber hecho todo a medida del grupo económico que maneja Paolo Rocca. Sin dudas, no va con buen rumbo la relación y es cada días más tensa no solo entre los líderes sino también entre los funcionarios de segundas y terceras líneas.

Para que se entienda: Cristina habló de corrupción por las negociaciones en marco del gasoducto “Néstor Kirchner”, y los funcionarios albertistas dicen que esa área –ENARSA- corresponde a funcionarios que son laderos de CFK. ¿Quién tiene razón? Parece más una escena de una novela de Netflix mas que una gestión debe resolver los problemas de todos los argentinos.

Los coletazos en la provincia

Previo a este pase de factura discursiva, que si no fuese porque está en juego el gobierno sería muy atractivo, el presidente convocó a los gobernadores afines a discutir la ampliación de la Corte Suprema a 25 miembros. De los 4 varones que hoy la componen, propone junto a su ministro de Justicia llevarla a ese número para evitar las presiones e influencias que pueden recibir los pocos ministros hoy a la hora de la toma de decisiones en los fallos.

La idea central es que sea uno por distrito provincial y uno de especialidades de los distintos fueros. Pero a la reunión no fueron todos: Juan Schiaretti y Omar Perotti pegaron el faltazo. Sabemos que los gobernadores del centro del país tienen una estrecha relación y han conformado un tándem en los temas relacionados al gobierno nacional. Han estado juntos en los Emiratos Árabes buscando financiamiento para obras fundamentales en conjunto, como lo es el acueducto del centro, y para ampliar otras que ya se están realizando.

Perotti, así, ratifica su distancia con Alberto y promueve su vínculo con Cristina y con La Cámpora en la provincia de Santa Fe. Marcos Cleri ha tomado protagonismo en distintos eventos políticos locales y se conoce que la relación entre ambos es fluida. Más allá de los cierres de listas en conjunto en 2021, hubo distintos episodios en los que los legisladores nacionales vinculados al gobernador votaron mancomunadamente con el grupo que comanda Máximo Kirchner en la Cámara de diputados y CFK en el Senado.

Rossi vuelve a formar parte del gabinete de Alberto.

El avance en el poder de Rossi dentro del gobierno no le hace gracia al grupo político del gobernador, pero entienden que es en respuesta a la lejanía del gobierno provincial con el nacional, y a viejos vínculos personales y de gestión entre Alberto y el Chivo. Dejó el ministerio de Defensa para competir en Santa Fe, como había pedido el mismo presidente, quien dijo que “cualquiera que sea candidato renuncie a su cargo”. Ahora volvió renovado a un área sensible como lo es la inteligencia nacional, y también había llegado a la cartera de Trabajo Roberto Sukerman, un histórico ladero e integrante de La Corriente.

Entre otras discusiones, Perotti busca conseguir más fondos para el transporte –esta semana hubo una nueva amenaza de paro por las demoras en las partidas de subsidios-, también tiene una puja por la coparticipación, y, además, está negociando el pago de la deuda histórica que viene sobre ruedas pero sigue sin concretarse.

Los golpes por el aumento de retenciones, las trabas a la producción de biodiesel, el cierre de exportación de carne y aranceles extras para la exportación de leche, fueron algunos ejes que terminaron de alejar al gobernador de Alberto Fernández. Hoy ese vínculo parece cosa juzgada y los acuerdos con el sector de Cristina está aceitado de cara a un cierre conflictivo de este 2022 y un 2023 que lo electoral va a ser lo que se lleve todas las luces.

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