Vanesa Plitch es argentina y vive en Israel hace muchos años. Es maestra jardinera y tiene dos hijos, que están en el frente de combate contra el grupo Hamas. Y desde el último fin de semana, tras el ataque terrorista contra una fiesta electrónica en las cercanías de la franja de Gaza, está buscando saber adónde están Gidi y Noa, sus hermanos adoptivos.
“Israel en este momento se está defendiendo. Lo que pasó el sábado pasado a la mañana fue un ataque salvaje, una masacre en el sur del país y contra una fiesta de tres mil jóvenes que fueron a festejar la paz. Y que en pocos minutos se encontraron bajo una lluvia de misiles y terroristas con armamentos que hicieron cosas terribles. Yo estoy buscando a Gidi y Noa, dos hermanos que son mi familia del corazón acá. Tienen 24 y 27 años. Y no sabemos nada de ellos desde el momento en el que empezó el ataque de Hamas”, comenzó destacando en diálogo con Andrés Cánepa por Radio Boing.
Luego, agregó: “Estamos pidiendo la ayuda de todo el mundo, para que comprendan que con el terrorismo no se negocia. Y yo les hablo de Gidi y Noa, pero también del drama de miles de familias que están en la misma situación. En los primeros minutos, cuando estaban en la fiesta y empezaron a caer misiles, ellos llegaron a avisar que estaban escapando. Luego, lo que tenemos es el dato de un amigo que los vio en un coche que iba adelante del que estaba él, pero después parece que tomaron otro camino y ahí no supimos más nada”.
“El número oficial de muertos es de 1200 y hoy mismo le avisaron a 120 familias que sus hijos están en manos de Hamas, pero sabemos que son más los jóvenes que están en esa situación. Hay muchos cuerpos sin identificar, también”, sostuvo Vanesa.
En ese sentido, apuntó: “Yo soy una mujer de paz. Y esto no tiene que ver con izquierda o derecha. Acá el único objetivo fue matar porque había alguien que es judío o tiene la bandera de Israel. Esto no había pasado desde la época del Holocausto. Hemos visto cosas en estas horas en los poblados del sur que cuesta narrar”.
“Israel en población es muy chica, así que todos acá tenemos alguien conocido o familiar que ha sido víctima del ataque o que ahora esté en la guerra. En mi caso, mis dos hijos están en el frente de combate: uno como soldado y otra como enfermera. Desde los 18 años, toda la población pasa a formar parte de la reserva. Y si alguien no está convocado, lo hace como voluntario”, cerró.
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