El interior de la Tierra tiene un núcleo que ha permanecido extremadamente caliente durante más de 4.500 millones de años y se está enfriando lentamente. Según los especialistas, este es necesario para que haya vida y en caso de apagarse, el planeta se convertiría en una gigantesca roca fría e inerte.
El núcleo se encuentra a casi 3.000 km de profundidad de la corteza terrestre y tiene un radio de 3.500 km. Su temperatura, afirmaron los especialistas, fluctúa entre los 4.400° C y los 6.000° C, lo que la vuelve similar a la del Sol.
La energía térmica que emana el interior del planeta pone en activo fenómenos como la tectónica de placas y la actividad volcánica. El proceso de enfriamiento demoraría varios miles de millones de años, por lo que no se conoce con precisión cuánto tiempo tomará para que la Tierra llegara al punto que dejen de ocurrir.
No obstante, un equipo de científicos determinó en un estudio pormenorizado que el apagamiento se está dando mucho más rápido de lo esperado. Un equipo del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zúrich (ETH) y de la Institución Carnegie de Ciencia, en Estados Unidos, afirmó que para develar el misterio se deben analizar los minerales que transportan calor del núcleo hacia el manto.
Para conocer un poco más lo que podría suceder, Murakami, uno de los investigadores, y sus colegas dieron con un método para saber la energía que lleva en sí la bridgmanita -estructura de cristal que solo puede existir bajo grandes presiones-, por medio de los elementos que lo componen.
“Este sistema de medición nos permitió mostrar que la conductividad térmica de la bridgmanita es aproximadamente 1,5 veces mayor de lo que se suponía”, dijo en un comunicado. De esta manera, el flujo de calor desde el núcleo hacia el manto sería mayor de lo que se pensaba.
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